El comisario de origen argentino de los Mossos d'Esquadra de Barcelona, Héctor Salgado debe investigar el asesinato de dos jóvenes cuyos cadáveres aparecen en una casa abandonada en las afueras de la ciudad. Los primeros análisis indican que han pasado varios años desde su muerte y que su asesinato fue parte de un ritual según parece por la posición de los cuerpos y por las pinturas alegóricas que los rodean. Salgado y su grupo investigan ente los antiguos amigos de los jóvenes una vez identificados. La música, la literatura y la locura sugieren una serie de claves en torno al caso en el que los relacionados tendrán que recordar su vida un puñado de años atrás. Además Salgado continúa intentando resolver la desaparición de su ex-esposa un asunto que cada vez adquiere tintes más escabrosos. Todo ello en el marco de las protestas de la primavera del 2011, con la ocupación por los Indignados de las plazas de las ciudades españolas y con las protestas antineoliberales.
Este es el tercer caso, y último, del inspector Héctor Salgado, en él se cierran los interrogantes abiertos en el los otros dos libros.
El narrador va siguiendo la vida de varios de los personajes de la novela en el presente y, de tanto en tanto, aparece algún flasback cuando le resulta difícil aclarar desde el tiempo presente las acciones del pasado. Lo cierto es que a mi me ha parecido demasiado lenta la novela. Un ritmo moroso para la acción, y eso que hay varias sobre la mesa. Por un lado está la del asesinato de los jóvenes amantes que creo que se podría haber resuelto con menos vueltas de tuerca. Y por otro la del caso de la exmujer del comisario Salgado, que da la impresión que Hill ya tenía ganas de resolver. Parte de esta cadencia tarda de la narración se debe a las explicaciones exhaustivas de cada una de las acciones que sean, de los protagonistas. Creo que unos diálogos más ágiles, no tan rebuscados y una utilización atrevida de la síncopa hubiera dotado de mayor interés a la macabra historia de estos amantes románticos que se creyeron perfectos.
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