Larry Brown: Padre & Hijo

Larry Brown: Padre & Hijo. Barcelona: Dirty Works, 2016. 373 páginas. Prólogo de Mark Richard. Traducción del inglés (USA) de Javier Lucini. Título original: Father and Son. Algonquin Books of Chapel Hill, 1996.


Glen Davis ha cumplido sus tres años de condena por haber atropellado conduciendo borracho a un niño del pueblo de Mississippi de donde procede. Glen Davis siempre ha sido un problema para sus vecinos: chulo, pendenciero, lujurioso, borracho, psicópata y fuerte como un toro. Glen Davis siempre ha sido un problema para su familia: su madre se suicidó mientras él estaba en la cárcel desesperada por los celos; su padre Virgil es un borracho veterano tullido de la guerra de Vietnam que nunca ha sabido manejar a su hijo; su hermano Puppy se ha convertido en un padre de familia numerosa, jugador y perdedor con un trabajo extenuante y árido. Glen tuvo otro hermano: murió en un accidente con armas de fuego provocado por Glen.

Glen dejó embarazada a una de las chicas del pueblo, Jewel, con la que mantenía una relación más o menos estable. Jewel ha esperado a Glen criando a su hijo estos años. Glen no quiere saber nada del niño: un poco de sexo con Jewel, de acuerdo, pero ni hablar de obligarse a mantener un hogar.

Bobby es el sheriff del pueblo de Glen y Virgil. Tiene la misma edad de Glen y se conocen de toda la vida. Bobby encerró a Glen cuando arrolló al niño de los Hall. Bobby está muy interesado en Jewel y en su vástago, el hijo de Jewel y Glen. Y Bobby tiene una madre, Mary. Virgil y ella han estado enamorados desde jovencitos, pero diferentes circunstancias impidieron que se casaran. Mary era la causa de los celos que acabaron por enloquecer a la madre de Glen.

Glen ha vuelto al pueblo y tiene muchas cuentas que arreglar. Los años de trabajos forzados no parecen haberle domado, todo lo contrario. Glen está más perdido que nunca y dejarse llevar por al violencia es la única salida que conoce. Glen es la espoleta que provoca que todas las tensiones soterradas bajo la equilibrada tranquilidad del pueblo estallen demostrando la hipocresía y la miseria del sur profundo.


Larry Brown utiliza un narrador que sigue a los principales protagonistas de la novela para mostrar la precariedad de la vida de la clase baja de Mississippi. La mayoría de los personajes sólo quieren seguir adelante, vivir el presente sin darle demasiada importancia a los errores (y ha habido muchos) del pasado. Ninguno tiene suficiente entereza para afrontar sus defectos y las malformaciones sociales, así que prefieren enterrar la historia si les sirve para ir tirando. Glen es el único que no está dispuesto a aceptar las cosas como son. Es precisamente en la incapacidad afectiva de este personaje, en la imposibilidad para comprenderse a sí mismo donde Brown sostiene la estructura trágica de su novela. Conforme más avance en su venganza y en descubrir las tramas ocultas del pasado, más se acercará a su propia destrucción y más extenderá la devastación por la comunidad.


Brown no ofrece descanso, la atmósfera de fatalidad que impregna la narración y que asegura un final violento y purificador para la familia de Glen y Virgil Davis, se ve realzada por la descripción de los miserables crímenes y la abandonada situación de la basura blanca, White Trash, que puebla los bosques y ríos del condado.

Un retrato duro de una comunidad machista, violenta, racista, clasista, incapaz de mostrar sus sentimientos y de empatizar unos con otros. Una novela trágica, negra, con un ritmo magistral, un desenlace crudo y unos personajes perdedores perfectos.



alchetron.com

Larry Brown, Yocona (Miss.) 1951 - 2004. Trabajó en varios oficios manuales, sirvió en los marines y acabó incorporándose a los bomberos antes de dedicarse en exclusiva a la literatura en 1990. Ganó diversos premios y escribió varias novelas, relatos y ensayos.




Su obra narrativa traducida al castellano:
Amor malo y feroz. Madrid: Bartleby, 2010.
Trabajo sucio. Barcelona: Dirty Works, 2015
Padre & Hijo. Barcelona: Dirty Works, 2016.

Clarence Cooper Jr.: La Escena

Clarence Cooper Jr.: La Escena. Barcelona: Sajalín editores, 2016. 369 páginas. Traducción del inglés (USA) de Guido Sender. Título original: The Scene, Crown, 1960.


La Escena es un barrio degradado de una gran ciudad anónima estadounidense. Un barrio de negros en la década de los años 60. La heroína es el eje sobre el que gira la vida de todos los nabitantes de la Escena. Hay un capo que maneja desde la sombra el negocio de la droga: el Hombre lo llaman. Yonquis, camellos y policías quieren acercarse a él: los policías lo acechan para desmontar su red criminal, los yonquis para conseguir que les eleve a la desahogada categoría de camellos, los camellos para que los promocione dentro del negocio. Pero el Hombre es escurridizo.

En la Escena no hay un código ético, hay que resguardarse de los amigos y de la ley tanto como de los enemigos. Los yonquis no tiene ningún problema en que se sepa que son soplones de la policía si con ello consiguen atemorizar a cuatro timoratos y logran un par de tapones de heroína más, y los pequeños traficantes no tiene ningún problema en cargarse a los sospechosos de chivatazos si es lo que ordena el Hombre. Eso es lo que ha hecho uno de los personajes más activos de la escena: Rudy Black le ha metido un chute mortal a uno de los indeseables del barrio. El Hombre le ha dado a Black lo que siempre ha deseado: un puesto de camello que le permite ganar pasta y tener una fuente constante de droga. Sobre todo ahora que la persecución policial ha reducido al mínimo el tráfico.

El viejo policía de la brigada de estupefacientes Mance Davis conoce mejor que nadie la vida de la Escena. Le acaban de asignar como compañero a un joven diplomado negro sin experiencia en el mundo de la droga, Virgil Patterson. Tienen una misión: desmontar el negocio de la Escena y descubrir quién es el gran jefe capitalista que está por encima de el Hombre. Saben que si lo consiguen sólo será una tregua, pronto habrá una organización que ocupe el lugar de la desmantelada, pero los asesinatos y la violencia están aumentando en el barrio desde que el suministro de heroína ha caído. Hay que actuar con rapidez antes de que la Escena se convierta en una zona arrasada. Y que los métodos sean legales no es lo más importante. 



Clarence Cooper Jr. utiliza la trama policial para describir la vida de los drogadictos. Las pesquisas de Davis y Patterson se le quedan cortas para recorrer todos los instantes de las existencias de los yonquis, al fin y al cabo la mayoría de ellos son capaces de mentir hasta donde haga falta para conseguir un chute y su comportamiento delante de la policía no tiene nada que ver con cómo se relacionan ente ellos cuando la fuerza de la ley desaparece. Así que Cooper hace que su narrador acompañe las acciones de diferentes personajes: los policías como espina dorsal de la acción, y Rudy Black, el reprobable criminal con un código de honor, como prototipo del lumpen corrupto. Pero también se fija en las ladronas yonquis que van perdiendo habilidad y en las putas yonquis que van perdiendo juventud y en los camellos establecidos que intentan pasar desapercibidos pero que son capaces de pisar el cuello de su propia familia, y en los yonquis que quieren quitarse de la adicción, y en los camellos soplones, y en los blanquitos para los que todo empezó como un juego, y en los policías a los que no les importa utilizar la buena violencia de siempre, y en policías corruptos, y en muchos personajes más.

Una buena veintena de personajes trazados con vigor y sin piedad que, más allá de la sencilla intriga detectivesca, sirven para descubrir como la droga exacerbó la miseria de la pobreza y del racismo. Son los pobres los que padecen los efectos devastadores de la dependencia sin recursos. Los ricos siguen ganando dinero a expensas de su degradación. Las desigualdades de siempre intensificadas por la necesidad de recurrir a la dosis diaria. La necesidad física de colocarse está por encima de las consideraciones éticas. La descripción de esta pérdida de valores es lo que mantiene la intriga de la novela: los personajes pueden cambiar de opinión y cometer las más disparatadas hazañas por conseguir un pico. Todos mienten y todos saben que los demás, con seguridad, les están mintiendo.

En esta cruda novela sin concesiones de Clarence Cooper Jr. no hay valores sólidos, la droga ha licuado la endeble red social. La Escena es el retrato de las víctimas.


BOMB Magazine

Clarence Cooper Jr. Detroit, 1934 - New York, 1978. Trabajó como editor en The Chicago Messenger. Sus novelas giran en torno a la sociedad americana de raza negra, los problemas de las drogas y el mundo carcelario. Él mismo fue adicto a las drogas y estuvo algún tiempo en prisión. La primero de sus libros, The Scene tuvo un cierto éxito de crítica y público. El resto de sus seis novelas no tuvieron tan buena acogida y fueron publicadas en colecciones pulp. Murió, adicto a la heroína, en 1978. 


La Escena, Barcelona: Sajalín, 2016 es su única novela disponible en castellano.






Marco Vichi: El comisario Bordelli

Marco Vichi: El comisario Bordelli. Barcelona: Duomo, 2016. 239 páginas. Traducción del italiano de Cristina Zelich. Título original: Il commissario Bordelli. Parma: Ugo Guanda Editore, 2002.


En los últimos días de julio de 1963 Florencia se ha convertido en un horno del que han huido la mayoría de sus habitantes. Al comisario Bordelli le encanta la ciudad abandonada; los únicos inconvenientes son el calor, los mosquitos y los asesinatos.


El cadáver de la anciana Rebecca Pedretti Strassen ha sido hallado en la cama de su noble mansión florentina. La causa: una reacción alérgica que le ha provocado un ataque de asma crítico. El comisario no cree que se trate de una muerte natural. A pesar de que todas las puertas de la mansión estén cerradas por dentro y de que no hay rastros de violencia, hay cosas que no cuadran. El comisario decide investigar el caso para quedarse tranquilo.


Con la ayuda del agente sardo Piras (hijo de un camarada partisano del comisario) y del sosegado forense Diotivede comienza a indagar en el entorno familiar de la noble toscana. La pesquisa le lleva a conocer al excéntrico hermano de la víctima, el inventor de objetos imposibles Dante, que hace que el comisario dirija sus sospechas hacia los dos sobrinos Anselmo y Giulio Morozzi.

Bordelli está convencido de que estos dos están implicados en la muerte de su tía, pero su coartada es sólida y sin grietas. Habrá que tender las trampas más ingeniosas para descubrir la verdad.


Marco Vichi utiliza la investigación de Bordelli para construir una serie de pintorescos personajes que sean prototipos de las diferentes maneras de afrontar la vida en una Italia que todavía tiene muy presente la segunda guerra mundial y el confuso panorama político, económico y social que supuso su final. La pesquisa es sólo la excusa para presentar estos caracteres: el comisario como héroe partisano epítome de la lucha por la justicia por los medios que sea -un policía humanista, como en la mayoría de la novela policial italiana-. El inventor Dante es un chalado preocupado por asuntos que la mayoría consideraría nimios, pero con un profundo amor a cualquier tipo de vida. Diotivide es un observador de la fugacidad, un epicúreo sin fanatismos. Y hay también honrados ladrones, y cocineros geniales que han conocido mil prisiones, y agentes policiales íntegros, putas que disfrutan de la vida y enamorados con ataques de desesperación. Y, por supuesto, hay mequetrefes manejados por sus ambiciosas mujeres: avariciosos dispuestos a asesinar por dinero. 

El clímax de la novela no llega tanto con el desvelamiento del misterio, sino en la cena que el comisario prepara con todos los curiosos personajes masculinos que le son afines. Un clima de nostalgia por los valores perdidos impregna la narración.


el placer de la lectura

Marco Vichi, Florencia, 1957. Autor de novelas y cuentos, guiones de radio y artículos para revistas y periódicos. Es profesor en la facultad de Ciencias Políticas de la universidad de Florencia.

En 2002 comenzó la serie que le ha dado más fama, la del comisario Bordelli, de la que ha entregado ocho novelas. Precisamente la primera es El comisario Bordelli, Salamanca: Tropismos, 2004 y reeditado en Barcelona: Duomo, 2016. 





El resto de las novelas traducidas son:

Un asunto sucio. Salamanca: Tropismos, 2005.

El recién llegado. Salamanca: Tropismos, 2005.

Muerte en Florencia. Barcelona: Duomo, 2010.

La fuerza del destino. Barcelona: Duomo, 2012.