Yulián Semiónov: Diecisiete instantes de una primavera

Yulián Semiónov: Diecisiete instantes de una primavera. Xixón: HojadeLata, 2015. 411 páginas. Traducción del ruso de Zoia Barash. Título original: Семнадцать мгновений весны. Moscú, 1969. Prólogo de Olga Semionova y Sergei Stafeev.


El Standartenführer Max Otto von Stirlitz es un ejemplar soldado del Servicio de Seguridad de las SS. Inteligente, analítico y valiente, es el idóneo para un puesto de alta responsabilidad en las esferas del espionaje nazi. La guerra está perdida. En la primavera de 1945 todo se derrumba en Alemania. La última ofensiva en el frente occidental, en las Ardenas, ha acabado con la capacidad ofensiva de la Wehrmacht. La Luftwaffe y la Marine hace tiempo que no pueden hacer frente al avance combinado en dos frentes de los aliados.
Ahora se trata de no perder la paz. Dejando a Hitler delirando, los mandos nazis intentan llegar a un pacto por separado con los enemigos angloamericanos que les permita una derrota digna y que no los arroje en las manos del ejército rojo. Saben que no habrá perdón para todos. Sólo el primero que consiga un acuerdo será respetado como hombre de paz, prohombre político de estado. Cada uno de los aparatos nazis: del ejército, de la policía, de los servicios de inteligencia, del partido se prepara para una rendición por cuenta propia y para boicotear al resto de los rivales del Reich. Stirlitz tiene el encargo de sus superiores del SD de impedir que las otras facciones tengan éxito en sus negociaciones secretas en Suiza. Para ello debe sacarlas a la luz para que los responsables sean considerados traidores a la patria y desacreditados como interlocutores.
Un trabajo difícil y muy peligroso. 
Pero esto sería un juego de niños para el intrépido Stirlitz si no fuera porque realmente Stirlitz es un doble agente soviético, Maxim Isaiev, infiltrado hace dos décadas y viviendo ahora los momentos más expuestos de su trayectoria ya que sus enlaces han sido detenidos y la Gestapo sospecha de él. Sobrevivir en este momento de derrumbe en el que los antiguos camaradas se espían e intentan aniquilarse, en los que debe rescatar de las garras nazis a los colaboradores soviéticos y en los que debe conseguir cumplir la orden de los mandos rusos de hacer fracasar las negociaciones de paz por separado de los nazis con los angloamericanos, es una tarea titánica que sólo el futuro héroe de la Unión Soviética, con sus nervios templados y su proverbial buena suerte puede lograr. Si es que no es engullido por el remolino que se está tragando un imperio diseñado para aguantar mil años.

Semiónov escribió una saga de las aventuras de Stirlitz-Isaiev entre 1966 y 1988. En la Unión Soviética y en Rusia es un héroe popular, sinónimo de buena suerte, astucia y arrojo. Fue mencionado como ejemplo de virilidad y entrega por Brezhnev o Putin. Cuando Diecisiete instantes de una primavera, la más popular de la serie, se convirtió en una serie de televisión en 1973, el país entero se paralizó para emocionarse delante de la pantalla siguiendo los arduos trabajos de Stirlitz en los diecisiete últimos días de la Gran Guerra Patriótica.
Semiónov utiliza el diálogo, lleno de los silencios que acompañan al miedo a la delación, con una maestría y agudeza difíciles de igualar. Los personajes, aún los más bellacos entre los nazis, ofrecen su cara humana y es a partir de las conversaciones entre ellos y de sus acciones como Semiónov los construye y los diferencia. No hay juicio moral del narrador (innecesario ante la pervivencia de la memoria).
Semiónov mezcla personajes históricos reales con protagonistas ficticios (Stirlitz es una mezcla de diferentes espías soviéticos de la época) para ofrecer una imagen densa y emocionante de la caída del régimen. No habla tanto de las penalidades que sufre la población civil (sería empatizar demasiado) sino de los intentos desesperados de los que tienen oportunidad de salvarse del cataclismo. De la pequeña ruindad humana que supone el intentar conservar unas migajas de poder o dinero pasando sobre los cadáveres de los amigos y compañeros. Todo se desmorona, comenzando por los grandes principios nazis.
El ritmo de Diecisiete instantes de una primavera no es el de un thriller de espías de los de ahora. Es mucho más sosegado, con momentos de tensión e incertidumbre muy bien construidos que no exigen portentosas demostraciones acrobáticas del héroe. Al contrario, Semiónov exhibe la humanidad agotada del protagonista, mucho más cercano al lector que otros superespías. Muestra la astucia de Stirlitz mediante sus hábiles artimañas para no ser descubierto y sus espléndidos diálogos en interrogatorios y conversaciones. No hace falta que el narrador en tercera persona nos convenza de su capacidad repitiéndolo machaconamente: la evidencia en cada momento.
Una feliz recuperación esta traducción de un icono soviético creado por un escritor de múltiples recursos y una gran inteligencia.

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Yulián Semiónov, Moscú, 1931 - 1993. Trabajó como periodista en las principales cabeceras soviéticas. Fue reportero en varios países para estos periódicos y se especializó en reportajes peligrosos, participando en la caza de antiguos nazis en Sudamérica o en la denuncia y persecución de la mafia, estando en diferentes frentes de guerra, retratando a la guerrilla de Vietnam y Laos. Entrevistó a los principales líderes nazis que quedaban con vida después de la segunda guerra mundial.
La serie Stirlitz-Isáiev es la que le dio más fama (sus quince títulos vendieron 100 millones de ejemplares), pero escribió un buen número de novelas políticas y policiales, algunas de ellas traducidas al castellano entre los años 60 y 80. De entre todas ellas Diecisiete instantes de una primavera fue la más popular.

Habeas corpus: Recién enjaulados estos días


Nuevas incorporaciones a la banda esta semana.

A punto de salir en editorial Siruela dos novedades de su colección Siruela Policíaca. Por un lado la nueva novela negra de Jesús Ferrero: Nieve y neón, una historia de crímenes en el Berlín de 1989 con caída de muro uncluída. Además aparece también en esta colección la primera novela del psicólogo Alex King: Thomas Erikson: Farsa. Francisca Jiménez Pozuelo ha traducido del sueco esta aventura sobre asesinatos de millonarios de Estocolmo en las que el psicólogo es llamado a trabajar como asesor de la policía holmiense.






La pequeña editorial barcelonesa Yulca ha publicado su primera novela negra. Se trata del libro de Antonello Carbone: En Taormina en invierno. El protagonista es un periodista en Sicilia (como el propio autor), Giacomo Cassisi, que se envuelto en la investigación de la muerte de una de las mujeres más ricas y poderosas de la isla. En el marco del turístico y esplendoroso promontorio de la ciudad de Taormina. Traducido por Reis Camilleri.



Ya se puede encontrar en las librerías la última entrega de John Verdon: Controlaré rus sueños. Roca editorial en castellano con traducción de Javier Guerrero y en catalán de Pau Bombardó: Controlaré el teus somnis. Hipnotismo y misteriosos asesinatos para el atormentado Dave Gurney.







Y también la edición en nuevo formato de la segunda novela de la trilogía de Camille Verhoeven de Pierre Lemaitre: Alex, un nuevo via crucis para el pequeño gran comisario Verhoeven. Enfrentándose de nuevo al mal personificado en psicópatas misóginos. Ahora debe intentar rescatar a una desaparecida antes de que el tiempo se agote. Traducido del francés al castellano para Alfaguara por Artur Jordà y al catalán para Bromera por Albert Pejó Orellana.




Y reciente también, aprovechando la tirada de la película basada en él y con el mismo título, se puede encontrar ya Dick Lehr y Gerard O'Neill: Black Mass. Publicado por Stella Maris y traducido por Verónica Canales y Carol Hoffman se trata de la investigación que los periodistas comenzaron a finales de la década de los ochenta en torno a la figura del jefe mafioso irlandés y colaborador del FBI, James "Whitey" Burger. El caso de corrupción policial y crimen organizado más resonante de los USA. Una crónica trepidante en la que, como siempre, la realidad supera a la ficción.





A primeros de noviembre aparece el tecnothriller de Antonia Huertas: Afterworld. Lo saben todo de ti. Versátil publica las aventuras de la experta italiana de la Europol Beppa Mardegan, que tendrá que investigar crímenes que tiene lugar a la vez en el mundo real y en el virtual. Extorsión, tráfico de órganos, falsificación de identidades, comercialización de medicamentos falsos...
Editorial









Editorial Menoscuarto ha decidio editar el clásico (1913) de Marie Belloc Lowndes: El huésped. Traducción de Susana Carral de una de las grandes novelas sobre Jack el Destripador que se hayan escrito.





Y Arte Activo publica una novela de Eduardo Rojo Díez: Muerte de un anticuario, sobre la investigación por un detective mediocre del asesinato en Vitoria-Gasteiz en 1998 de un importante anticuario de la ciudad.


Martin Suter: Montecristo

Martin Suter: Montecristo. Barcelona: Libros del Asteroide, 2015. 318 páginas. Traducción de Rosa Pilar Blanco del original alemán (Suiza). Título original: Montecristo. Zürich: Diogenes Verlag, 2015.


Jonas Brand es un videorreportero que viaja en el intercity de las 17:30 a Basilea. Lleva la insoportable buena vida de los suizos: anodina y cómoda. Que el tren tenga que detenerse fuera de una de las paradas establecidas es casi una noticia. Que lo haga porque un hombre ha aparecido tendido en la vía es toda una noticia, y Jonas tiene alma de periodista: graba el incidente y a los pasajeros del tren por lo que pueda conseguir para su vida profesional.
Lo cierto es que últimamente Jonas no gana para emociones. La vida correcta de Jonas en su correcto apartamento de divorciado burgués en un burgués barrio de una burguesa ciudad suiza se ha visto animada con la relación con Marina, una joven intérprete de origen filipino. Y, por si fuera poca aventura, acaba de darse cuenta de que dos billetes de 100 francos que tiene en su poder tienen idéntica numeración: ¿extraño? No. Imposible. Del todo imposible en Suiza. Un milagro.
El periodista Jonas Brand comienza a investigar el extraño acontecimiento. En la fábrica de timbre suizo y en uno de los principales bancos suizos en los que, ay destino, trabajaba la víctima del accidente del intercity de Basilea. El mismo que era el responsable de las arriesgadas (y gigantescas) inversiones rusas. Cuanto más ahonda Jonas Brand en el entramado financiero suizo, cuanto más desentraña el caso, más evidente se hace el desasosiego que produce entre unos poderes dispuestos a cualquier cosa para que los misterios queden velados. Y evidente el peligro que comienza a definirse en el ambiente.
Por suerte para Jonas una oferta inesperada le permite dejar de lado la expuesta pesquisa y cumplir el sueño de su vida: la más importante productora artística suiza ha decidido financiar la película sobre el guión en el que lleva trabajando largos años: Montecristo. Y él será el director y responsable de todas las decisiones.
Qué suerte Jonas. Qué suerte que la sociedad del espectáculo necesite con dedicación en exclusiva nuevos talentos que hasta ahora habían sido considerados mediocres.

Martin Suter propone pasear por el mundo ultraburgués suizo en este cuento en el que el protagonista es la gran consigna: Too Big to Fail. Cuanto más gorda la hagan los poderosos más ayuda recibirán de los resortes del sistema. Cuenta Suter que no hay manera de mejorar el sistema -le encanta hacer trampas jugando al solitario- así que, o nos lo cargamos o cargamos con él. Si miramos a otro lado, si nos dejamos deslumbrar por el espectáculo que ofrece, la cosa tira. Necesitamos una buena cantidad de cinismo para ser felices y sumisos. Si existe el lujo y la confortabilidad burguesa es porque alguien está muy jodido en otro lugar del planeta (esto no lo dice Suter, lo digo yo, pero es la conclusión lógica).
Muestra Suter un joven con alguna ilusión aunque sin rabia, con alguna meta menor, en una sociedad ultracorrecta, que mata con limpieza y corrección. No hay aquí carnicerías de psicópatas, ni máquinas asesinas hiperefectivas. Hay tan sólo un interés mayor, preservar el estado de las cosas. No los privilegios, sino la forma de vida (bueno, es más o menos lo mismo). Lo que no se puede arreglar con un soborno encubierto hay que resolverlo con un pequeño asesinato por el que no merece la pena armar ningún escándalo.
Y cuenta Suter un cuento en el que todo encaja: todos los hilos de la acción convergen de manera imposible en el protagonista. Los personajes y las tramas son forzados aexplicar una historia, la de la potencia del sistema y de la conformidad de todos nosotros. Funciona como fábula en la que el héroe debe enfrentarse a todas las pruebas del destino, luchar contra situaciones rocambolescas, traiciones anunciadas e improbables personajes anodinos (terribles en su abulia personal y dedicación profesional) que te aceptan con una palmadita en los hombros si estás con ellos o con un navajazo en la espalda si vas demasiado lejos. Cuchillada trapera, pero con un hoja esterilizada, no vaya a ser.

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Martin Suter, Zürich, 1948. Periodista y publicista ha trabajado en revistas y periódicos suizos hasta que en 1991 lo dejó para dedicarse en exclusiva al mundo de la creación literaria. Vive entre España y Guatemala.







Ha publicado nueve novelas de las que se han traducido al español:
El cocinero. Barcelona: Lumen, 2011.
El último Weynfeldt. Barcelona: Anagrama, 2011.
El diablo de Milán. Barcelona: Anagrama, 2008.
Lila, Lila. Barcelona: Anagrama, 2004.
Un amigo perfecto. Barcelona: Ediciones de El Cobre, 2003.
Qué pequeño es el mundo. Barcelona: Ediciones de El Cobre, 2001.

Carlos Zanón: Marley estaba muerto

Carlos Zanón: Marley estaba muerto. Barcelona: RBA, 2015. 231 páginas.


En los días cercanos a la Navidad de 2014. En la ciudad de Barcelona. 14 cuentos. Un puñado de personajes se ven sacudidos por la soledad. La soledad y el abandono les lleva a recordar tiempos pasados. Espectros de amigos, de amantes y de familiares acuden a la memoria de los narradores y protagonistas para corroborar el triunfo de la vacuidad de la existencia humana.
En general, los protagonistas son perdedores que han conocido tiempos, si no mejores, sí más brillantes. Horas bajas de un puñado de deprimidos seres incapaces de adaptarse a la sociedad de Barcelona. Intentan mantener un estilo en su derrota, eso sí. Estilo de viejo rockero, pelín chulesco, pelín patético.

Dos de los cuentos "Tío Noel Loco" y "La familia de los cuatro Lázaros" son narrados por niños inmersos en un mundo de realismo mágico, con locos que ponen cabeza abajo el orden normal de las cosas y muertos que acuden a  la llamada de los inocentes adolescentes de una familia proletaria. Son los personajes tratados con más estima por Zanón, todavía no condenados por la vida.
El resto giran en torno a personajes desarraigados relacionados con el lumpen barcelonés de catalanes y charnegos en un ambiente de realismo sucio alucinado. La droga, el alcohol y la locura han hecho estragos en muchos de ellos, que se consideran a sí mismos seres trágicos trascendentes minusvalorados por su entorno.
Hay aquí rockeros cuyos éxitos han sido nimios, un abogado defensor con la bragueta desabrochada, incapaz de amar a su familia, harto de lidiar con los problemas cutres de gente cutre de la clase baja criminal, hay hampones de baja calaña que van de bar en bar y de raya en raya manteniendo reglas de comportamiento más aptas para las pantallas del cine. Y hay muchos bares y clubes de madrugada, ambiente nocturno en una ciudad que esos días está ocupada con sus galas navideñas: si en días normales sus habitantes más desarraigados son despreciados y marginados estos días de convención y sentimentalismo la brecha se agiganta entre la sociedad bienpensante y los heterodoxos inadaptados.
Esto es lo que intenta Zanón, como requiere la tradición de la narrativa negra: mostrar cuáles son las principales carencias de nuestra sociedad enfrentándola a seres con deformidades. Aquí aparece la enfermedad mental como estigma, el consumo de sustancias prohibidas como maldición, la falta de triunfo como causa de abandono, el fin de la juventud como error.
Todo ello produce rechazo y provoca que los personajes caigan en una espiral de autodestrucción y de alienación.
Sólo la perspectiva infantil, capaz de aceptar lo más extraño como cotidiano parece capaz de abrigar a los angustiados antihéroes de Zanón.


Carlos Zanón, Barcelona, 1966. Se licenció en derecho y ha publicado varios libros de poemas, así como guiones y artículos de crítica literaria en diarios como El País
Su producción de novelas:
Nadie ama a un hombre bueno. Girona: Quadrivium, 2008.
Tarde, mal y nunca. Barcelona: RBA, 2009.
No llames a casa. Barcelona: RBA, 2012.
Yo fuí Johnny Thunders. Barcelona: RBA, 2014.
Ha ganado los premios Brigada 21, Valencia Negra, Salamanca Negra 2014, Novelpol 2015 y Dashiell Hammett 2015.

Don Winslow: El Cártel

Don Winslow: El Cártel. Barcelona: RBA, 2015. Traducción del inglés (USA) de Efrén del Valle Peñamil. 700 páginas.Título original: The Cartel. New York: Alfred A. Knopf, 2015.


Art Keller intenta olvidar desde su retiro en un convento su pasado como agente de la DEA. Sólo regresaría al horror de su anterior vida si el más cruel y poderoso de los caudillos del narcotráfico consiguiera escapar de la cárcel norteamericana donde Keller lo encerró. Y eso es exactamente lo que ha pasado.
Adán Barrera, el gran jefe del cártel de Sinaloa, ha vuelto a México y se dispone a reestructurar toda la red de narcotráfico americana. Su plan es aliarse con sus antiguos enemigos y acabar con sus aliados más ambiciosos.
Adán Barrera consiguió antes de ser detenido que Colombia perdiera el liderato del tráfico americano de cocaína y que este pasara a México, a sus manos. Ahora, años después, la cocaína procede de suelo mexicano en gran parte (las maquiladoras han desaparecido y sus antiguos esclavos asalariados han pasado a ser cocaleros). Y además los mexicanos producen sus propias drogas de síntesis, como la muy demandada metanfetamina, así que el beneficio se multiplica.
Keller es enviado a México a poner su experiencia al servicio de la ley y la fuerza estatal mexicana. Allí colabora con los jefes de los nuevos servicios policiales incorruptos, Luis Aguilar y Gerardo Vera, pero estos le dejan claro que su objetivo no es Adán Barrera, sino el terrible jefe del cártel de El Golfo, Osiel Contreras. Keller sabe que sólo haciendo caer uno a uno a los jefes y organizaciones que se interponen ante Barrera podrá llevar a cabo su venganza, así que decide colaborar con sus métodos habituales.
La guerra de los Estados Unidos contra el narcotráfico se hace oficial en 2008, cuatro años después de la fuga de Adán Barrera, a través de la Iniciativa de Mérida, 2300 millones de dólares y plena colaboración entre gobiernos para luchar contra el narcotráfico. Keller tiene ahora más recursos que nunca para acabar con su enemigo, pero los compañeros de cama en política suelen ser indeseados y se verá obligado a continuar luchando contra objetivos intermedios.
El escenario cambia tan rápido en la guerra que los cárteles tienen montada entre ellos y contra el gobierno que es difícil preparar una estrategia adecuada. Tras ríos de sangre, traiciones y alianzas inesperadas, los narcos se han agrupado en torno a dos poderosos rivales enfrentados: Adán Barrera y su Nueva Gente -la fuerza armada del cártel de Sinaloa- y el ejército del cártel de El Golfo, los Zetas, capitaneado por el sádico Heriberto Ochoa, una terrorífica horda formada por una mezcla de asesinos con formación militar y de reclutas forzados (desde niños hasta campesinos sin adiestramiento). En medio de ambos contendientes se halla un grupo de guerreros cristianos narcotraficantes, La Familia Michoacana.
La lucha entre las tres fuerzas produce, en sólo un año, 2010, 15.273 muertos, de ellos 7.000 en Ciudad (ahora fantasma) Juárez, en la que han cerrado ese mismo año 10.000 negocios, se han perdido 130.000 puestos de trabajo y 250.000 ciudadanos se han visto obligados a huir (de una población de algo más de un millón y cuarto de personas).
Keller sabe que la única manera de acabar con la situación de guerra abierta, sobre todo ahora que los cárteles están extendiendo sus redes por otros países de mesoamérica y forjando alianzas con fuerzas mafiosas y terroristas internacionales, es beneficiar a uno de ellos, coronar un emperador aliado que deba favores, y acabar con el resto. Y eso es lo que parece que se apresta a hacer.

El Cártel es una tragedia. Sus héroes están marcados por el destino y no pueden escapar de él. Don Winslow explica este destino como que la lucha antidroga norteamericana y de sus aliados no acabará nunca. Su objetivo no es acabar con el narcotráfico, hay demasiados intereses económicos en las dos partes: la guerra contra los cárteles mueve miles de millones de dolares en armamento, logística y personal. Cuando se acaba con la influencia de un cártel o con el cabecilla de una banda se crea un vacío de poder que es inmediatamente ocupado por otro líder emergente, por otra familia armada.
Winslow denuncia que la raíz del problema está en el sistema, en como los USA tratan su patio trastero, Latinoamerica. Durante toda la historia, desde las repúblicas bananeras con dictadores títeres genocidas a las grandes explotaciones de las maquiladoras hasta la incontrolable expansión del clientelismo narcotraficante, USA ha sacado siempre el máximo provecho económico de sus vecinos del Sur, al precio que sea. Se ha convertido en el mercado más grande del mundo, ha importado bienes y seres humanos, pero no ha exportado comportamientos consensuados y vecindad democrática. USA es el imperio y en sus colonias, fuera de sus fronteras fortificadas, se debe mantener el conflicto armado.
Ante esta ineluctibilidad Winslow presenta a Keller no como un justiciero que pueda reparar la ley y el derecho, sino como un descreído vengador que busca la satisfacción personal: acabar con su enemigo Adán Barrera por el daño que le ha causado. El mundo puede acabar pudriéndose a su alrededor, no hay solución, él quiere la cabeza de Barrera. Keller está más viejo, es más cínico y cruel que en El poder del perro: los medios no importan, sólo el fin.

Hay muchas más tramas en la novela de Winslow que la persecución sin fin de Keller. Junto a los agentes y los cabecillas delincuentes, Winslow traza las biografías de los niños reclutados por los ejércitos de los cárteles, de los periodistas que caen como moscas, de algunas de las personas íntegras, ciudadanos de a pie, que se ven obligados a ponerse al frente de las instituciones políticas asoladas por la corrupción, cuando no simplemente abandonadas, poniendo en peligro su vida y la de sus familias.
Algunos de los personajes de la novela son arquetipos (sobre todo los que ocupan ambos extremos de la escala de la honradez y la maldad) y Winslow los enfrenta a situaciones cargadas de emociones para exponer sus características. La fuerza de la novela está más en los personajes de mitad de la escala (muchos, muchísimos), luchando contra una violencia y una destrucción con las pobres armas psicológicas con las que los humanos estamos dotados. Personajes superados por los acontecimientos que ven como lo que consideraban un entorno normal ha sido arrasado, como el amor, la amistad o, simplemente, el afecto y la solidaridad pueden desaparecer tragados por la corrupción de la violencia de ambos bandos. Bandos sin valores de ningún tipo (otro de los aciertos de la novela, el nihilismo amoral de buena parte de los luchadores).
Un trabajo espléndido, ambicioso. Sólo el esfuerzo de documentación, indagación y análisis de Winslow valdrían para felicitarle por su generosidad y su tenacidad. Pero además la novela es trepidante, la decena corta de años que abarca la acción está repleta de personajes y acontecimientos importantes, pero Winslow consigue mantener el interés sin provocar agobio y aumentando la tensión y el ritmo gracias a la trama de la lucha personal entre los avejentados Barrera y Keller y de la detallada descripción de los periplos vitales de la docena de personajes arrastrados sin concesiones por la destrucción del narcotráfico.

Thriller épico, novela política y tragedia contemporánea, esta poderosa y desesperanzada obra tan grande como El poder del perro que aúna todas las virtudes de Winslow: trabajo incansable, ritmo trepidante y personajes sólidos. Una fructífera mezcla de historia contemporánea, política y personajes reales y ficticios.

Don Winslow, New York, 1953. Estudió historia de África y periodismo en la Universidad de Nebraska. Vivió durante mucho tiempo en Sudáfrica antes de instalarse en Nueva York, donde trabajó como regente de salas de proyección de cine y como detective privado para acabar dedicandose en exclusiva a la escritura de novelas policíacas.
De sus diecisiete novelas se han traducido las siguientes:
El poder del perro. Barcelona, Random House, 2008.
El invierno de Frankie Machine. Barcelona, Roca editores, 2010.
L'hivern de Frankie Machine. Barcelona, Columna, 2010
Salvajes. Barcelona, Roca editores, 2011.
Muerte y vida de Frankie Machine. Barcelona: Reservoir Books, 2011.
Satori. Barcelona, Roca editores, 2011.
El club del amanecer. Barcelona: Ediciones Martínez Roca, 2012.
Los reyes de lo cool. Barcelona: Reservoir Books, 2012.
Un soplo de aire fresco. Barcelona: Ediciones Martínez Roca, 2012.
La hora de los caballeros. Barcelona: Roca ediciones de libros, 2013.
Tras la pista del espejo de Buda. Barcelona: Reservoir Books, 2014.
En lo más profundo de la meseta solitaria. Barcelona: Reservoir Books, 2015