Carlos Zanón: Marley estaba muerto. Barcelona: RBA, 2015. 231 páginas.
En los días cercanos a la Navidad de 2014. En la ciudad de Barcelona. 14 cuentos. Un puñado de personajes se ven sacudidos por la soledad. La soledad y el abandono les lleva a recordar tiempos pasados. Espectros de amigos, de amantes y de familiares acuden a la memoria de los narradores y protagonistas para corroborar el triunfo de la vacuidad de la existencia humana.
En general, los protagonistas son perdedores que han conocido tiempos, si no mejores, sí más brillantes. Horas bajas de un puñado de deprimidos seres incapaces de adaptarse a la sociedad de Barcelona. Intentan mantener un estilo en su derrota, eso sí. Estilo de viejo rockero, pelín chulesco, pelín patético.
Dos de los cuentos "Tío Noel Loco" y "La familia de los cuatro Lázaros" son narrados por niños inmersos en un mundo de realismo mágico, con locos que ponen cabeza abajo el orden normal de las cosas y muertos que acuden a la llamada de los inocentes adolescentes de una familia proletaria. Son los personajes tratados con más estima por Zanón, todavía no condenados por la vida.
El resto giran en torno a personajes desarraigados relacionados con el lumpen barcelonés de catalanes y charnegos en un ambiente de realismo sucio alucinado. La droga, el alcohol y la locura han hecho estragos en muchos de ellos, que se consideran a sí mismos seres trágicos trascendentes minusvalorados por su entorno.
Hay aquí rockeros cuyos éxitos han sido nimios, un abogado defensor con la bragueta desabrochada, incapaz de amar a su familia, harto de lidiar con los problemas cutres de gente cutre de la clase baja criminal, hay hampones de baja calaña que van de bar en bar y de raya en raya manteniendo reglas de comportamiento más aptas para las pantallas del cine. Y hay muchos bares y clubes de madrugada, ambiente nocturno en una ciudad que esos días está ocupada con sus galas navideñas: si en días normales sus habitantes más desarraigados son despreciados y marginados estos días de convención y sentimentalismo la brecha se agiganta entre la sociedad bienpensante y los heterodoxos inadaptados.
Esto es lo que intenta Zanón, como requiere la tradición de la narrativa negra: mostrar cuáles son las principales carencias de nuestra sociedad enfrentándola a seres con deformidades. Aquí aparece la enfermedad mental como estigma, el consumo de sustancias prohibidas como maldición, la falta de triunfo como causa de abandono, el fin de la juventud como error.
Todo ello produce rechazo y provoca que los personajes caigan en una espiral de autodestrucción y de alienación.
Sólo la perspectiva infantil, capaz de aceptar lo más extraño como cotidiano parece capaz de abrigar a los angustiados antihéroes de Zanón.
Carlos Zanón, Barcelona, 1966. Se licenció en derecho y ha publicado varios libros de poemas, así como guiones y artículos de crítica literaria en diarios como El País.
Su producción de novelas:
Nadie ama a un hombre bueno. Girona: Quadrivium, 2008.
Tarde, mal y nunca. Barcelona: RBA, 2009.
No llames a casa. Barcelona: RBA, 2012.
Yo fuí Johnny Thunders. Barcelona: RBA, 2014.
Ha ganado los premios Brigada 21, Valencia Negra, Salamanca Negra 2014, Novelpol 2015 y Dashiell Hammett 2015.
No hay comentarios :
Publicar un comentario