Newton Thornburg: Morir en California

Newton Thornburg: Morir en California. Barcelona: Sajalín, 2017. 380 páginas. Traducción del inglés (USA) de Inga Pellisa. Título original: To Die in California. New York: Little, Brown, and co. 1973.


David Hook acaba de enterrar a su primogénito de dieciocho años, Christopher, en el cementerio de su pueblo de Illinois. Hook es un próspero ganadero cuya mujer murió en un accidente hace unos años. Hook tuvo que criar a sus tres hijos y estaba tan orgulloso de ellos como de sus tierras y de su trabajo. Hook no es ningún paleto, tiene sus estudios y ha recorrido el mundo con la marina yanqui. Es un hombre hecho a sí mismo cuyo principal defecto es el de ser incapaz de ahondar en sus sentimientos.

Cuando Hook fue a Santa Bárbara a buscar el cadáver de su hijo -Christopher también quería ver mundo antes de ir a la universidad- hubo detalles en la descripción de la muerte del joven que le inquietaron: oficialmente ha sido tratado como un suicidio. El joven se arrojó desde el borde de un acantilado, asqueado de la vida e incapaz de asumir su homosexualidad. Muy extraño, piensa Hook, en un joven tan vital cuyas últimas cartas irradian cariño y felicidad. Enterrará el cadáver y volverá a Santa Bárbara a indagar entre los últimos que lo vieron con vida.

La pesquisa comienza con las dos mujeres que le alojaron en la casa junto al acantilado: Liz Madera, una joven hispana sin ambiciones que no consigue llenar su vida ni con drogas ni con sexo, y Dorothy Rubin, propietaria del bungalow y secretaria del poderoso aspirante a congresista Jack Douglas. Ambas persisten en su historia del suicidio y, cuanto más perseveran, más extraño le parece a Hook.
Decide contactar con Jack Douglas y sus secuaces aunque no consigue que cambien su versión. No le importa a Douglas Hook, él sabe que su hijo no era al persona que le describen este atajo de cínicos perdedores californianos. Hook piensa seguirlos y acosarlos hasta que confiesen la verdad. Es consciente de que el sólo rumor de la implicación de Jack Douglas puede acabar con la carrera de éste, y no es una persona que tenga un buen perder, antes de renunciar a su cargo de congresista es capaz de hacer muchas cosas turbias. Pronto sabrá David Hook a quién se enfrenta.


Newton Thornburg utiliza aquí una de las herramientas clásicas de la novela negra para describir la sociedad degradada californiana de la década de los setenta. El protagonista de una novela negra es un inadaptado que no comulga con los valores y usos de la sociedad que le ha tocado. De la dialéctica entre esta incapacidad de asumir los intereses y la egoísta realidad de la normalidad surge la tensión narrativa. El héroe de Morir en California es un personaje con dificultades para manifestar sus sentimientos, pero de una moral monolítica. Una moral que choca con el nihilismo y la autodestrucción que imperan en California.
Este enfrentamiento es el que permite a Thornburg denunciar sin piedad los usos decadentes de una burguesía desorientada y cruel.

Hay además un singular  y muy interesante punto de vista en esta novela. El investigador se pregunta frecuentemente hasta qué punto merece la pena acosar a los presuntos responsables; hasta qué punto es lícito quebrar las vidas, por míseras que las considere, de todo este clan de infelices. Sabe que resolver el caso, conocer la verdad, no le servirá para recuperar a su hijo. Tal vez espera que al investigación le impida enfrentarse, de momento, a la enorme soledad que le aguarda.
En todo caso su moral puritana e inalterable no le permite otra cosa que seguir adelante.

Una novela singular, con planteamientos originales dentro del género. Sus personajes no alcanzan la dimensión de aquellos perplejos perdedores que eran Cutter y Bone, pero es un magnífico ejemplo de cómo utilizar el género negro para describir la disolución de una sociedad y las dudas morales de un protagonista que necesita destruir a otros personajes para que se haga justicia. 


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Newton Thornburg, Harvey, Illinois, 1929 - Bothell, Washington, 2011. Estudió Bellas Artes en Iowa y trabajó como pintor hasta que lo dejó para emplearse en la explotación agraria de la familia y en el negocio de golosinas que poseían. Emigró a Santa Bárbara donde combinó la redacción publicitaria con la escritura creativa hasta que el éxito de su novela Knockover le permitió dedicarse en exclusiva a la ficción. Con el dinero de la venta de los derechos cinematográficos de Morir en California se compró un rancho en Ozark.

Víctor del Árbol: Por encima de la lluvia

Víctor del Árbol: Por encima de la lluvia. Barcelona: Destino, 2017. 509 páginas.


Esta es la historia de Helena, hija de Thelma y Enrique. Su madre desvarió por amor a su marido y acabó suicidándose en el Mediterráneo tangerino. Enrique Pizarro, oficial de las tropas españolas en el Marruecos ocupado, huyó con su ordenanza, el bello Abdul, hijo de Rachid el español, compañero de armas y sangre de Enrique. Recorrió medio mundo emparejado con el bello Abdul hasta que este lo entregó a las autoridades franquistas para que lo juzgaran por desertor y por maricón.
Helena se crió con sus abuelos en Inglaterra y se casó con un Walter inglés y engendró un hijo, David. Tuvo una amante periódica, Louise, con la que no llegó a vivir. 
Helena ya ha cumplido los setenta y pasa sus días en una residencia de Tarifa, arruinada pero vital, intentado no darle demasiadas vueltas a una vida llena de ausencias y enigmas.

Esta es también la historia de Miguel, hijo de Rosa y de Amador. Su madre acabó ingresada en una institución mental arrasada por una vida de prostitución y miseria. Amador, esclavo del franquismo en el Valle de los Caídos, terminó asesinado por sus guardianes por indomable. Su espectro se aparece ahora a su hijo Miguel, enfermo de alzheimer en fase inicial. Miguel hace poco que ha perdido a su esposa Águeda, con la que no ha sido feliz en su insípida vida, de hecho, el único recuerdo amoroso que aún le hace estremecerse es el de la breve relación que tuvo en un congreso profesional con una Carmen hace muchos años: todavía conserva las cartas que ella le fue escribiendo. Nunca le contestó.
Miguel tiene una hija, Natalia, correctora editorial que ha caído en las garras de Gustavo un rockero de medio pelo, maltratador.
Miguel ya ha cumplido los setenta y pasa sus días en una residencia de Tarifa intentando encontrar el sentido de su vida antes de perder su memoria.

Miguel y Helena se conocen en la residencia. Se caen bien por las diferencias de su carácter y emprenden un periplo con varios objetivos: rescatar a Natalia del cabrón de su marido, comprobar hasta que punto los sentimientos de Miguel continúan vivos y viajar hasta Malmö para que Helena pueda reconstruir su relación con su hijo David.

Esta es, finalmente, la historia de Yasmina, hija de Fátima -que, junto a su familia, viajó de Marruecos a Suecia buscando un lugar en el que poder comer-. Fátima es hija de Abdul, el gallardo traidor que vendió a Enrique Trujillo a los verdugos de Franco. En Suecia, Fátima se hizo amante del mafioso turco Sture que ahora utiliza la belleza de Yasmina para chantajear al subcomisario Göran, un ambicioso y poco escrupuloso policía que sigue los pasos de Sture.

Tres historias relacionadas por el pasado, por los crímenes del pasado. Como tantas veces, la violencia y el crimen generan más violencia. Las vidas de los tres protagonistas están constantemente amenazadas por los pecados, debilidades y deudas de sus padres.

Víctor del Árbol emplea las herramientas del melodrama para construir esta novela con doble trama en dos localizaciones espaciales, España y Suecia. Para apelar a los sentimientos, como demanda el melodrama, utiliza personajes secundarios clichés, que no necesita desarrollar demasiado para que el lector componga su personalidad a partir de sus propias experiencias: el maltratador machista, el militar franquista sádico, el mafioso cruel, la bella emigrante explotada, el enfermo de alzheimer que acaba de ser diagnosticado... Todos ellos, y algunos más, son construcciones recurrentes en nuestros días. Del Árbol utiliza a estos secundarios para crear el marco en el que se moverán los personajes principales, los tres condicionados por las decisiones que ellos -u otros por ellos- tomaron en su pasado.
Los tres protagonistas angustiados por una vida que no los satisface y en la que han dejado demasiados asuntos por cerrar; recurren a crear una realidad paralela que satisfaga sus anhelos o al menos que ayude a montar una ilusión de normalidad.
Una novela con dos acciones relacionadas someramente en la que el autor desnuda los sentimientos de sus protagonistas, les obliga a ser sinceros consigo mismos por primera vez para que muestren cómo son realmente sus personalidades.


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Víctor del Árbol, Barcelona, 1968. Estudió historia en la universidad de Barcelona y fue mosso d'esquadra entre 1992 y 2012. Ha trabajado en medios de comunicación y ha recibido numerosos galardones literarios en España y Francia: Nadal, Polar Europeén, Quercy Noir, Littérature policier etrangère, Tormo negro, Tiflos...
El peso de los muertos. Madrid: Castalia, 2006. Barcelona: Alrevés, 2016.
La tristeza del samurái. Barcelona: Alrevés, 2011.
Respirar por la herida. Barcelona: Alrevés, 2013.
Un millón de gotas. Barcelona: Destino, 2014.
La víspera de casi todo. Barcelona: Destino, 2016. Abans de gairebé tot. Barcelona: Columna, 2016.