Larry Brown: Padre & Hijo

Larry Brown: Padre & Hijo. Barcelona: Dirty Works, 2016. 373 páginas. Prólogo de Mark Richard. Traducción del inglés (USA) de Javier Lucini. Título original: Father and Son. Algonquin Books of Chapel Hill, 1996.


Glen Davis ha cumplido sus tres años de condena por haber atropellado conduciendo borracho a un niño del pueblo de Mississippi de donde procede. Glen Davis siempre ha sido un problema para sus vecinos: chulo, pendenciero, lujurioso, borracho, psicópata y fuerte como un toro. Glen Davis siempre ha sido un problema para su familia: su madre se suicidó mientras él estaba en la cárcel desesperada por los celos; su padre Virgil es un borracho veterano tullido de la guerra de Vietnam que nunca ha sabido manejar a su hijo; su hermano Puppy se ha convertido en un padre de familia numerosa, jugador y perdedor con un trabajo extenuante y árido. Glen tuvo otro hermano: murió en un accidente con armas de fuego provocado por Glen.

Glen dejó embarazada a una de las chicas del pueblo, Jewel, con la que mantenía una relación más o menos estable. Jewel ha esperado a Glen criando a su hijo estos años. Glen no quiere saber nada del niño: un poco de sexo con Jewel, de acuerdo, pero ni hablar de obligarse a mantener un hogar.

Bobby es el sheriff del pueblo de Glen y Virgil. Tiene la misma edad de Glen y se conocen de toda la vida. Bobby encerró a Glen cuando arrolló al niño de los Hall. Bobby está muy interesado en Jewel y en su vástago, el hijo de Jewel y Glen. Y Bobby tiene una madre, Mary. Virgil y ella han estado enamorados desde jovencitos, pero diferentes circunstancias impidieron que se casaran. Mary era la causa de los celos que acabaron por enloquecer a la madre de Glen.

Glen ha vuelto al pueblo y tiene muchas cuentas que arreglar. Los años de trabajos forzados no parecen haberle domado, todo lo contrario. Glen está más perdido que nunca y dejarse llevar por al violencia es la única salida que conoce. Glen es la espoleta que provoca que todas las tensiones soterradas bajo la equilibrada tranquilidad del pueblo estallen demostrando la hipocresía y la miseria del sur profundo.


Larry Brown utiliza un narrador que sigue a los principales protagonistas de la novela para mostrar la precariedad de la vida de la clase baja de Mississippi. La mayoría de los personajes sólo quieren seguir adelante, vivir el presente sin darle demasiada importancia a los errores (y ha habido muchos) del pasado. Ninguno tiene suficiente entereza para afrontar sus defectos y las malformaciones sociales, así que prefieren enterrar la historia si les sirve para ir tirando. Glen es el único que no está dispuesto a aceptar las cosas como son. Es precisamente en la incapacidad afectiva de este personaje, en la imposibilidad para comprenderse a sí mismo donde Brown sostiene la estructura trágica de su novela. Conforme más avance en su venganza y en descubrir las tramas ocultas del pasado, más se acercará a su propia destrucción y más extenderá la devastación por la comunidad.


Brown no ofrece descanso, la atmósfera de fatalidad que impregna la narración y que asegura un final violento y purificador para la familia de Glen y Virgil Davis, se ve realzada por la descripción de los miserables crímenes y la abandonada situación de la basura blanca, White Trash, que puebla los bosques y ríos del condado.

Un retrato duro de una comunidad machista, violenta, racista, clasista, incapaz de mostrar sus sentimientos y de empatizar unos con otros. Una novela trágica, negra, con un ritmo magistral, un desenlace crudo y unos personajes perdedores perfectos.



alchetron.com

Larry Brown, Yocona (Miss.) 1951 - 2004. Trabajó en varios oficios manuales, sirvió en los marines y acabó incorporándose a los bomberos antes de dedicarse en exclusiva a la literatura en 1990. Ganó diversos premios y escribió varias novelas, relatos y ensayos.




Su obra narrativa traducida al castellano:
Amor malo y feroz. Madrid: Bartleby, 2010.
Trabajo sucio. Barcelona: Dirty Works, 2015
Padre & Hijo. Barcelona: Dirty Works, 2016.

Clarence Cooper Jr.: La Escena

Clarence Cooper Jr.: La Escena. Barcelona: Sajalín editores, 2016. 369 páginas. Traducción del inglés (USA) de Guido Sender. Título original: The Scene, Crown, 1960.


La Escena es un barrio degradado de una gran ciudad anónima estadounidense. Un barrio de negros en la década de los años 60. La heroína es el eje sobre el que gira la vida de todos los nabitantes de la Escena. Hay un capo que maneja desde la sombra el negocio de la droga: el Hombre lo llaman. Yonquis, camellos y policías quieren acercarse a él: los policías lo acechan para desmontar su red criminal, los yonquis para conseguir que les eleve a la desahogada categoría de camellos, los camellos para que los promocione dentro del negocio. Pero el Hombre es escurridizo.

En la Escena no hay un código ético, hay que resguardarse de los amigos y de la ley tanto como de los enemigos. Los yonquis no tiene ningún problema en que se sepa que son soplones de la policía si con ello consiguen atemorizar a cuatro timoratos y logran un par de tapones de heroína más, y los pequeños traficantes no tiene ningún problema en cargarse a los sospechosos de chivatazos si es lo que ordena el Hombre. Eso es lo que ha hecho uno de los personajes más activos de la escena: Rudy Black le ha metido un chute mortal a uno de los indeseables del barrio. El Hombre le ha dado a Black lo que siempre ha deseado: un puesto de camello que le permite ganar pasta y tener una fuente constante de droga. Sobre todo ahora que la persecución policial ha reducido al mínimo el tráfico.

El viejo policía de la brigada de estupefacientes Mance Davis conoce mejor que nadie la vida de la Escena. Le acaban de asignar como compañero a un joven diplomado negro sin experiencia en el mundo de la droga, Virgil Patterson. Tienen una misión: desmontar el negocio de la Escena y descubrir quién es el gran jefe capitalista que está por encima de el Hombre. Saben que si lo consiguen sólo será una tregua, pronto habrá una organización que ocupe el lugar de la desmantelada, pero los asesinatos y la violencia están aumentando en el barrio desde que el suministro de heroína ha caído. Hay que actuar con rapidez antes de que la Escena se convierta en una zona arrasada. Y que los métodos sean legales no es lo más importante. 



Clarence Cooper Jr. utiliza la trama policial para describir la vida de los drogadictos. Las pesquisas de Davis y Patterson se le quedan cortas para recorrer todos los instantes de las existencias de los yonquis, al fin y al cabo la mayoría de ellos son capaces de mentir hasta donde haga falta para conseguir un chute y su comportamiento delante de la policía no tiene nada que ver con cómo se relacionan ente ellos cuando la fuerza de la ley desaparece. Así que Cooper hace que su narrador acompañe las acciones de diferentes personajes: los policías como espina dorsal de la acción, y Rudy Black, el reprobable criminal con un código de honor, como prototipo del lumpen corrupto. Pero también se fija en las ladronas yonquis que van perdiendo habilidad y en las putas yonquis que van perdiendo juventud y en los camellos establecidos que intentan pasar desapercibidos pero que son capaces de pisar el cuello de su propia familia, y en los yonquis que quieren quitarse de la adicción, y en los camellos soplones, y en los blanquitos para los que todo empezó como un juego, y en los policías a los que no les importa utilizar la buena violencia de siempre, y en policías corruptos, y en muchos personajes más.

Una buena veintena de personajes trazados con vigor y sin piedad que, más allá de la sencilla intriga detectivesca, sirven para descubrir como la droga exacerbó la miseria de la pobreza y del racismo. Son los pobres los que padecen los efectos devastadores de la dependencia sin recursos. Los ricos siguen ganando dinero a expensas de su degradación. Las desigualdades de siempre intensificadas por la necesidad de recurrir a la dosis diaria. La necesidad física de colocarse está por encima de las consideraciones éticas. La descripción de esta pérdida de valores es lo que mantiene la intriga de la novela: los personajes pueden cambiar de opinión y cometer las más disparatadas hazañas por conseguir un pico. Todos mienten y todos saben que los demás, con seguridad, les están mintiendo.

En esta cruda novela sin concesiones de Clarence Cooper Jr. no hay valores sólidos, la droga ha licuado la endeble red social. La Escena es el retrato de las víctimas.


BOMB Magazine

Clarence Cooper Jr. Detroit, 1934 - New York, 1978. Trabajó como editor en The Chicago Messenger. Sus novelas giran en torno a la sociedad americana de raza negra, los problemas de las drogas y el mundo carcelario. Él mismo fue adicto a las drogas y estuvo algún tiempo en prisión. La primero de sus libros, The Scene tuvo un cierto éxito de crítica y público. El resto de sus seis novelas no tuvieron tan buena acogida y fueron publicadas en colecciones pulp. Murió, adicto a la heroína, en 1978. 


La Escena, Barcelona: Sajalín, 2016 es su única novela disponible en castellano.






Marco Vichi: El comisario Bordelli

Marco Vichi: El comisario Bordelli. Barcelona: Duomo, 2016. 239 páginas. Traducción del italiano de Cristina Zelich. Título original: Il commissario Bordelli. Parma: Ugo Guanda Editore, 2002.


En los últimos días de julio de 1963 Florencia se ha convertido en un horno del que han huido la mayoría de sus habitantes. Al comisario Bordelli le encanta la ciudad abandonada; los únicos inconvenientes son el calor, los mosquitos y los asesinatos.


El cadáver de la anciana Rebecca Pedretti Strassen ha sido hallado en la cama de su noble mansión florentina. La causa: una reacción alérgica que le ha provocado un ataque de asma crítico. El comisario no cree que se trate de una muerte natural. A pesar de que todas las puertas de la mansión estén cerradas por dentro y de que no hay rastros de violencia, hay cosas que no cuadran. El comisario decide investigar el caso para quedarse tranquilo.


Con la ayuda del agente sardo Piras (hijo de un camarada partisano del comisario) y del sosegado forense Diotivede comienza a indagar en el entorno familiar de la noble toscana. La pesquisa le lleva a conocer al excéntrico hermano de la víctima, el inventor de objetos imposibles Dante, que hace que el comisario dirija sus sospechas hacia los dos sobrinos Anselmo y Giulio Morozzi.

Bordelli está convencido de que estos dos están implicados en la muerte de su tía, pero su coartada es sólida y sin grietas. Habrá que tender las trampas más ingeniosas para descubrir la verdad.


Marco Vichi utiliza la investigación de Bordelli para construir una serie de pintorescos personajes que sean prototipos de las diferentes maneras de afrontar la vida en una Italia que todavía tiene muy presente la segunda guerra mundial y el confuso panorama político, económico y social que supuso su final. La pesquisa es sólo la excusa para presentar estos caracteres: el comisario como héroe partisano epítome de la lucha por la justicia por los medios que sea -un policía humanista, como en la mayoría de la novela policial italiana-. El inventor Dante es un chalado preocupado por asuntos que la mayoría consideraría nimios, pero con un profundo amor a cualquier tipo de vida. Diotivide es un observador de la fugacidad, un epicúreo sin fanatismos. Y hay también honrados ladrones, y cocineros geniales que han conocido mil prisiones, y agentes policiales íntegros, putas que disfrutan de la vida y enamorados con ataques de desesperación. Y, por supuesto, hay mequetrefes manejados por sus ambiciosas mujeres: avariciosos dispuestos a asesinar por dinero. 

El clímax de la novela no llega tanto con el desvelamiento del misterio, sino en la cena que el comisario prepara con todos los curiosos personajes masculinos que le son afines. Un clima de nostalgia por los valores perdidos impregna la narración.


el placer de la lectura

Marco Vichi, Florencia, 1957. Autor de novelas y cuentos, guiones de radio y artículos para revistas y periódicos. Es profesor en la facultad de Ciencias Políticas de la universidad de Florencia.

En 2002 comenzó la serie que le ha dado más fama, la del comisario Bordelli, de la que ha entregado ocho novelas. Precisamente la primera es El comisario Bordelli, Salamanca: Tropismos, 2004 y reeditado en Barcelona: Duomo, 2016. 





El resto de las novelas traducidas son:

Un asunto sucio. Salamanca: Tropismos, 2005.

El recién llegado. Salamanca: Tropismos, 2005.

Muerte en Florencia. Barcelona: Duomo, 2010.

La fuerza del destino. Barcelona: Duomo, 2012.

Margery Allingham: El signo del miedo. Un caso criminal para Albert Campion.

Margery Allingham: El signo del miedo. Un caso criminal para Albert Campion. Madrid: Impedimenta, 2016. 286 páginas. Traducción del inglés de Guillermo López Gallego. Título original: en UK: Sweet Danger, en USA: Kingdom of Death/The Fear Sign, 1933.


Guffy Randall es un joven aristócrata inglés con todas las cualidades que se le suponen a cualquier aristócrata inglés: inteligencia sin deslumbrar, ingenio en su justa medida, aceptables capacidades físicas. Y sobre todo, tiene una camarilla de amigos de su misma clase social tan flemáticos y fanáticamente moderados como él. Es a sus compañeros a los que encuentra más preocupados de lo habitual en un hotelito de la Costa Azul. La desazón está causada porque el líder del grupo, Albert Campion, tiene que demostrar que sus pretensiones dinásticas sobre el minúsculo territorio dálmata de Averna están sustentadas en documentos legales que se remontan a la Edad Media y que llegan hasta el siglo XIX. La recuperación de estos documentos perdidos no tendría mayor importancia si no fuera porque en el pequeño reino se ha encontrado una importante bolsa de petroleo que puede convertirlo en un muy rentable negocio. Y a un aristócrata inglés no acaba de hacerle gracia que otro saque tajada de una empresa de la que puede tener todo el pastel.

Así que Albert Campion y su camarilla, entre los que destaca su mayordomo, Magersfontein Lugg, un expresidiario de métodos directos, se dirigen a la Inglaterra profunda, a Pontisbright, en Suffolk, ya que todas las pistas indican que allí podrán hacerse con los documentos que apoyen sus reivindicaciones. 

El ambiente en el condado es funesto. Por un lado, algún tipo de maldición tiene acogotados a los habitantes, que intentan evitar los paseos nocturnos y se protegen con símbolos y amuletos de encuentros indeseados. Por otro, una potente y despiadada empresa multinacional (colonial, se decía entonces) ha desplegado una banda de malhechores por el territorio con intenciones desconocidas.

Champion y su grupo sólo cuentan con el apoyo incondicional de la familia Fitton, tres crecidos adolescentes, Amanda, Mary y Hal, su tía putativa Hatt y el criado Despistado Williams, que regentan el albergue junto al molino en el que se hospedan los aristócratas investigadores. A ellos se suma el doctor Edmund Galley, un extraño personaje que ocupa la antigua rectoría del pueblo y que parece fascinado por el halo supersticioso del condado.

Una pista lleva a otra, cada más difíciles de seguir y que requieren más medios materiales e imaginación. Campion comprende que hay más gente, muy peligrosa, interesada en hacerse con los títulos sobre Averna con oscuras intenciones, y que no les importa cómo conseguirlos. Además, la tenebrosa amenaza que se cierne sobre Pontisbrght comienza a tomar cuerpo y a demostrar su capacidad mortífera. Hay que enfrentarse a la vez a las fuerzas de la codicia material y a las de la demencia ancestral para conseguir salir bien librados de esta aventura.


Margery Allingham arma su relato en torno al humor y a la intriga. Para conseguir un tono irónico y desenfadado cuenta, por un lado, con el carácter de sus jóvenes aristócratas: toda la carga de la flema inglesa enfrentada a misterios demoníacos y a intereses económicos capitalistas. La ingenuidad interesada de estos desocupados queda contrastada con los modos y derroches físicos de los criados, Despitado y Mr. Lugg, opuestos en formas e intereses materiales a sus amos, pero leales hasta la muerte.  

Hay una segunda contraposición. La fachada de memez intelectual e incapacidad física de Campion -que demuestra su carácter intrépido y su agudeza cuando se requiere-, resalta ante la energía desbordante de la protagonista femenina: Amanda Fitton es un torbellino de ideas y acciones. Una joven capaz de valerse por sí misma que no necesita la ayuda masculina y es capaz de tomar sus propias decisiones y de asumir las consecuencias. Un personaje fascinado por la técnica mecánica y por las innovaciones materiales que consigue dotar a la novela de un ritmo sostenido por lo inesperado de sus acciones.

Para sacar provecho de la intriga, Allingham pone en marcha tres tramas: la consecución de los papeles de Averna, el desvelamiento de la linea hereditaria de  los Huntingforest y la conjura supersticiosa del pueblo de Pontisbright. Para resolver los tres enigmas, los personajes tienen que resolver pista tras pista, pasando por situaciones en las que la acción física y el ingenio son imprescindibles. Allingham no deja que sus personajes descansen ni un momento, exige de ellos que estén en alerta continuamente y que empleen tanto los puños como la cabeza.


National Portrait Gallery

Margery Allingham, Londres, 1904 - 1966. Nació en una familia de escritores y esa fue su meta profesional desde que publicó su primer cuento con ocho años. El reconocimiento de los lectores le llegó en 1929 con la primera novela de Albert Campion: The Crime at Black Dudley. A partir de entonces escribió diecisiete novelas más con el detective aristócrata como protagonista, además de una veintena de relatos.

Nuevas incorporaciones a la nómina de maleantes

Desde recuperaciones de clásicos entrando en terreno negro a nuevas aventuras de nuevos escritores de una originalidad pasmosa. Aquí están las novedades que esta semana podéis encontrar en las librerías.


Dominick Dunne: Una temporada en el purgatorio. Eva Millet ha traducido para Libros del Asteroide la historia de la familia Bradley, un poderoso clan de origen irlandés que pretende que el heredero llegue a presidente de los USA. El presidenciable Constant se ve envuelto en un asesinato y (aunque a nosotros, visto lo visto no nos parezca una traba insuperable para convertirse en jefazo de los norteamericanos) su padre Gerald Bradley está dispuesto a llegar muy lejos para que no salga a la luz. Veinte años después un antiguo amigo de la familia parece dispuesto a soltarlo todo. En breve en Paraffin Test.


Y los muy aguerridos de Dirty Works han traducido -Javier Lucini lo hizo- a Larry Brown: Padre e hijo. Según las propias palabras de los editores "Si William Faulkner y Carson McCullers hubiesen escrito una novela negra, Padre e hijo sería el resultado". Pues nada, nada habrá que lanzarse de cabeza a esta historia de América profunda sobre un pueblo de Mississippi en 1968, con chatarra, abandono, pistolas y carreteras secundarias. 




Los muchachos de editorial Dos Bigotes han publicado el libro de Carlos Ortega Vilas: El santo al cielo. Se trata de la pesquisa del inspector Aldo Monteiro y el teniente Julio Mataró sobre el cadáver del que fuera Orion Dauber. Una novela original y más allá de las convenciones del género. Habrá que echarle un vistazo intenso.






Ignasi Oliveres entrega la novela ganadora del II Premi autor revelació de l'Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès y Rosa del Vents: Alguna cosa no del tot neta, però no gaire peligrosa. Cuatro personajes en la Barcelona actual cuyas vidas se van entrelazando.






Llibres del Delicte
 ha encargado a Ramona Solé que reclute a unos cuantos escritores de las comarcas catalanas de Terres del Ponent: Assassins de Ponent. Doce cuentos de doce escritores con una sola causa: demostrar que en el occidente catalán también hay mucha mala baba: Llorenç Capdevila, Alexandra Cuadrat, Marta Esparza, Miquel Àngel Estradé, David Marin, Rafa Melero, Carles Mentuy, Francesc Pané, Anna Saez, Montse Sanjuan, Ramona Solé y Ramon Usall




Y de postre un libro de fotos. Cristina de Middel: Cucurrucucu. En 2014 Cristina de Middel se involucró con el archivo fotográfico del periódico sensacionalista Alerta y empezó a trabajar con la idea de explorar los diferentes lenguajes de la violencia y qué papel desempeñaba la fotografía en todo ese ámbito. La combinación de estos tres elementos resultó en una serie a la que se dio forma de libro. RM Verlag lo ha editado


Michael Connelly: Del otro lado

Michael Connelly: Del otro lado. Madrid: Alianza de Novelas, 2016. 367 páginas. Traducción del inglés (USA) por Javier Guerrero Gimeno. Título original: The Crossing. New York, 2015.

Hieronymus (Harry) Bosch no pasa por su mejor momento. Se ha retirado obligado del Departamento de Policía de Los Ángeles y ha acabado denunciando a sus antiguos jefes. Aún así le cuesta aceptar la oferta de su hermanastro, el abogado defensor Mickey Haller. Su investigador principal está de baja por un accidente de tráfico y propone a Bosch que le ayude en la defensa de un caso de violación y asesinato. Haller está convencido de la inocencia del acusado a pesar de las abrumadoras pruebas en su contra.

Harry sabe que aceptar y pasar a formar parte del equipo de abogado defensor es ganarse la enemistad de sus antiguos colegas pero acaba aceptando: si el acusado es inocente el asesino sigue suelto, y eso es algo que un viejo policía no puede soportar.

Un antiguo cabecilla pandillero, Da'Quan Foster es a quien quieren encolomar la muerte a golpes de la funcionaria municipal Lexi Parks. La prueba definitiva, en el cadáver se ha encontrado una cantidad enorme del semen de Foster. Cuando Bosch comienza a investigar descubre que el procedimiento no fue todo lo riguroso que habría sido conveniente: una vez que el ADN confirmó la identidad de Da'Quan Foster el resto de las posibles pistas fueron desechadas. Para colmo, cuando Foster quiere recurrir a su coartada, el travesti con el que se acostaba aquella noche a espaldas de su mujer, descubren que fue asesinado pocos días después de Lexi Parks.

A Harry Bosch hay cosas que no le cuadran, pero debe trabajar con paciencia ahora que no es policía y no cuenta con los medios de otros tiempos. Con lo que sí que cuenta todavía es con la camaradería de un puñado de colegas incondicionales que le pueden echar una mano discreta jugándose sus carreras. Lo que Bosch descubre es que todo parece un complejo montaje que sólo pueden haber armado policías corruptos. Y desde luego, muy peligrosos.

Ahora que está fuera del Departamento a Harry le resultará todavía más difícil convencer a sus jefes de que los asesinos son parte de sus colegas y no un pandillero negro. Y, además, sus antiguos compañeros corruptos pueden adelantarse a sus movimientos y, si se convierte en un amenaza real, acabar con él de una vez por todas.


Hay un tema que interesa denunciar en esta novela de Connelly: la hipocresía. Todo cuanto acontece se deriva de que los actores quieren que se tenga de ellos una imagen determinada y están dispuestos a cometer los más crueles y ridículos crímenes para que no se rompa ese espejismo. El qué dirán es importante incluso para el propio Bosch, que no quiere pasar a trabajar para un abogado defensor (al que todos los agentes consideran un enemigo del trabajo policial) por las reacciones que puedan tener sus antiguos camaradas (a pesar de que muchos de ellos han intentado joderle hace poco).
Los protagonistas han caído en manos de los vicios: prostitución, adicción al juego... pero antes de permitir que se rompa su puritana imagen social son capaces de declararse asesinos o de robar a su propia mujer.
Como epítome de esta sociedad californiana puritana en lo social, viciosa en lo íntimo e hipócrita hasta la médula,
Connelly utiliza la cirugía plástica. El triunfo social está en la lozanía, en las abundantes carnes prietas y las pieles tersas (o tensas, mejor dicho). Buscando conservar eternamente la imagen preferida de la sociedad, los seres humanos se deforman hasta convertirse en repulsivas víctimas. Esa es la denuncia de Connelly: preocuparnos tanto por mantener la imagen que creemos que tienen de nosotros los demás nos transforma en monigotes irreales (y peligrosos).

Para darle vida a esta novela una de las prioridades de Connelly es crear un suspense en aumento: que la amenaza sobre el héroe crezca poco a poco hasta que temamos por su vida. Para ello hace que el narrador nos suministre información de la que el protagonista carece. El narrador sigue sobre todo a Harry Bosch, describe sus acciones y también sus emociones y sus motivos. Pero también se centra en las acciones de los villanos. Describe las trampas que Ellis y Long van tendiendo a Harry y que él desconoce. Esta narración en paralelo nos provee de una información de la que carece el protagonista, pero hace que también tengamos controlados los movimientos de los agonistas. Llega un momento -en el desenlace- en el que Connelly no quiere que sigamos sabiendo más de las acciones de los policías corruptos, así que desaparecen sus movimientos de la lupa del narrador. A partir de aquí tendremos casi la misma información que el expolicía Harry Bosch.

Esta utilización del suspense, el ritmo sostenido y la descripción de los personajes de las clases medias angelinas son aciertos de esta novela que recuerda las novelas clásicas americanas, a lo mejor de los autores californianos.


Michael Connelly, Filadelfia, 1956. Mientras estudiaba periodismo en la universidad de Florida cayó en letraherido por las novelas de Raymond Chandler y comenzó a escribir novelas policiales.

Trabajó en Los Angeles Times como reportero criminal hasta 1995, año en el que publicó su cuarta novela y momento en el que decidió dedicarse en exclusiva a la producción de ficción. Sus principales sagas son las protagonizadas por Harry Bosch (19 novelas) y Mickey Haller (5 novelas).

Harry Bosch
El eco negro, The Black Echo, 1992.
El hielo negro, The Black Ice, 1993.
La rubia de hormigón, The Concrete Blonde, 1994.
El último coyote, The Last Coyote, 1995.
Pasaje al paraíso, Trunk Music, 1997.
El vuelo del ángel, Angels Flight,1999.
Más oscuro que la noche, A Darkness More Than Night, 2001.
Ciudad de huesos, City of Bones, 2002.
Luz perdida, Lost Light, 2003.
Cauces de maldad, The Narrows, 2004.
Último recurso, The Closers, 2005.
Echo Park, Echo Park, 2006.
El observatorio, The Overlook, 2007.
Nueve dragones, 9 Dragons, 2009.
Cuesta abajo, The Drop, 2011.
La caja negra. The Black Box, 2012, VI Premio RBA de Novela Negra 2012
The Burning Room, 2014
Del otro lado, The Crossing, 2015.
The Wrong Side of Goodbye, 2016.

Mickey Haller
El inocente, The Lincoln Lawyer, 2005.
El veredicto, The Brass Verdict, 2008.
La revocación, The Reversal, 2010.
El quinto testigo, The Fifth Witness, 2011.
The Gods of Guilt, 2013.

 


Habeas corpus: esperando el interrogatorio

Esta semana han llegado unas cuantas novedades de interés que os paso a señalar

Sajalín recupera una novela de Clarence Cooper Jr.: La escena. Escrita en los años 60, cuenta la historia de un heroinómano dispuesto a los que sea por conseguir su dosis aunque implique resolver los terribles encargos del mayor traficante de la ciudad. La traducción de Guido Sender.

Las gentes de Siruela recuperan para su colección de Clásicos de la novela Policíaca un libro que hace setenta años que no se encontraba en España y que ahora se ha convertido en un éxito en el Reino Unido. J. Jefferson Farjeon: Misterio en blanco. Es la crónica de un puñado de viajeros que se quedan aislados en un casa desolada durante la Nochebuena. Irán desentrañando el misterio de la mansión y de los cadáveres que van apareciendo. El gran Alejandro Palomas la ha traducido.

La editorial Carena ha publicado una obra de Ulises Bertolo: Orthodoxia. Cuando la muerte no es un número al azar. Aquí, una guardia civil de la unidad de patrimonio histórico se enfrenta a la muerte de un gris funcionario que hace que se plantee su carrera. Junto a la acción contemporánea hay recreaciones históricas que son el fuerte del libro.




Sobre boxeadores machacados y puebluchos miserables, la editorial Underwood ha traducido, de la mano de (¡atención!) Rubén Martín Giráldez, Leonard Gardner: Fat City. Es la primera novela de una autor nacido en 1933, no un relato negro propiamente dicho, pero lo bastante oscuro como para devorarlo con pasión. Una pinta estupenda.


Y también más allá de la novela negra tradicional queda la obra que ganó el Pulitzer en 1943 y que ha traducido Pablo González-Nuevo para Hoja de Lata: Upton Sinclair: Los dientes del dragón. Lanny Budd un millonario marchante de arte debe convertirse en espía en la Alemania nazi y acercarse a los personajes dirigentes nazis para salvar la vida de su familia. Seguro que vale la pena.

RBA vuelve a reeditar Todos los cuentos de Raymond Chandler en la traducción de Fernando Corugedo. Para el que todavía no los tenga en casa,



Lo que ya lleva unos cuantos días son las dos nuevas descargas de la infalible editorial Alrevés. La primera, en su sello crims.cat, Lluís Llort Carceller: No n'estiguis tan segur. El sargento dels Mossos, Jaume Fuentes y su compañero investigan la aparición de un cadáver destripado en el centro de Barcelona. Todos los lugares de la novela policíaca son recorridos por los agentes hasta un final imprevisible.





La segunda es la de nueva venganza de Jordi Ledesma: Lo que nos queda de la muerte. Hace un cuarto de siglo, en un pequeño pueblo costero mediterráneo transformado por la expansión de la industria del ladrillo aparece el cadáver de una joven. Cualquiera de la comunidad puede ser el asesino, el interés está en las tensiones que se crean en una sociedad en la que todos creen conocerse.

John D. MacDonald: Pesadilla en rosa

John D. Macdonald: Pesadilla en rosa. Barcelona: Libros del Asteroide, 2016. 248 páginas. Traducción del inglés (USA) de Mauricio Bach. Título orginal: Nightmare in Pink, 1964.


Hay pocas cosas que puedan obligar a Travis McGee a abandonar su amada barcaza, la Busted Flush, en su amarre de Florida para perderse en Nueva York. Una de ellas es que un antiguo camarada del ejército, al que debe una desde la guerra de Corea, le pida que le eche una mano para ayudar a su hermana pequeña.


Mike Gibson es una ruina que vive ciego e impedido en un hospital para veteranos. Su hermana Nina necesita ayuda: su prometido Howard Plummer ha muerto después de ser atracado en la calle. Mala suerte. Nina Gibson no consigue rehacerse, necesita la protección y el consejo de un hombre de una pieza. Ahí encaja Travis McGee.

Nuestro hombre consigue con sus métodos habituales -a saber: una gran capacidad para los lances verbales (sin descartar saber dar un par de guantazos cuando la cosa empieza a ponerse espesa), un encanto sexual de machote crecidito pero de carnes prietas y una tendencia a ser condescendiente con toda la que no pasee unos atributos colgando- que la destrozada Nina Gibson comience a razonar y abandone la compasión hacia sí misma para que 

1- Explique que su novio, Howard Plummer, había conseguido una buena cantidad de pasta en metálico de la empresa en la que trabajaba, las oficinas financieras del emporio del millonario Charles McKewn Armister y que guarda ese dinero en casa.

2- Se enamore inelectublamente de él (a Trav no le hace mucha gracia, preferiría tener el beneplácito del hermano, su camarada el ciego, pero la carne es débil, y más cuando te acosan tanto como a McGee...).


El caso es que Trav se da cuenta de que allí hay gato encerrado y decide investigar las actividades de la empresa y de la familia Armister. Lo primero que hace es aliarse con la madura conquistadora Terry Drummond, cuñada del magnate Armister, embarcada en la cruzada de devolver al redil matrimonial al prócer neoyorquino: quiere que Charles Armister deje su vida de crápula de sus últimos tiempos y vuelva a casa junto a su hermana Joanna.

A partir de aquí Travis comenzará a acechar a la empresa financiera. Pero lo de la sutileza no es una de las cualidades de McGee. Se mueve como un elefante en una cacharrería y atrae hacia él las miradas de los hombres más peligrosos de la gran manzana. Y estos sí que no hacen ruido, para cuando quiera darse cuenta estará metido en tantos problemas que sólo una hecatombe podrá salvarlo.

John D. Macdonald sacó a batirse contra los molinos por segunda vez a Travis McGee en esta novela tras Adiós en azul. Su héroe vuelve a ser el narrador de la historia y continúa despreciando la hipocresía y las desigualdades sociales. Es el arquetípico fortachón precioso que se hace el duro pero con más reglas morales que un benedictino. La primera parte de la novela resulta un tanto angustiante en nuestros tiempos con el paternalismo continuo del narrador hacia las protagonistas femeninas y su necesidad de rescatarlas de sí mismas y de los papeles con que se protegen de la sociedad. Travis las quiere "tal como son" sin la afectación que les impone la vida social y laboral fuera de casa. En la segunda parte, mucho más descontrolada y a base de acción y de lugares comunes de la novela negra, la novela remonta y se devora con gusto.

El anticlímax también se le puede atragantar a alguno si no es capaz de recordar que es hija de la cultura del quiosco de los años sesenta, reino de la testosterona y de los héroes con músculos tan duros como su mollera. Una novela de consumo eficaz, con momentos buenos, sexista y repleta de valores como la camaradería, el desprecio del sexo sólo como placer, el altruismo y la defensa del clan.


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John D. Macdonald, Pensilvania (USA), 1916 – Milwaukee (USA), 1986.Estudió economía en las universidades de Siracusa y Harvard, aunque no ejerció nunca como economista, sino que al regresar de la segunda guerra mundial, en la que estuvo destinado en Asia, comenzó a escribir relatos sin descanso hasta que fueron publicados en algunas de las revistas de más circulación de los Estados Unidos. Su primera novela The Brass Cupcake, fue publicada en 1950. A partir de ahí aparecieron una setenta de novelas de distintos géneros. De ellas, veintiuna pertenecen a la serie del detective de Florida Travis McGee. La primera fue The Deep Blue Good-by, y una de ellas The Green Ripper, ganó el National Book Award.

En castellano y catalán han aparecido algunas de las novelas de Macdonald, en editoriales como Caralt o Bruguera, o en la maravillosa colección la Cua de Palla, pero hoy por hoy están todas agotadas, por lo que las únicas disponible son las recuperaciones de Libros del Asteroide: 

Adiós en azul, Barcelona, 2015. 

Pesadilla en rosa, Barcelona, 2016.


Ferdinand von Schirach:Tabú

Ferdinand von Schirach: Tabú. Barcelona: Salamandra, 2016. 189 páginas. Traducción del alemán de Susana Andrés. Título original: Tabu. Munich: Piper Verlag, 2013.


Sebastian Eschburg nació y creció en el castillo familiar que conservaba su padre en un pequeño pueblo entre Salzburgo y Munich. El pueblo se llamaba Eschburg.

La ruina material está presente en la vida de Sebastian desde su alumbramiento. Y la peculiaridad sensitiva. Sebastian está aquejado o estimulado por una suerte de sinestesia cromática que atribuye símbolos a las diferentes gamas de colores.

Los padres de Sebastian deciden educarlo en un exclusivo internado suizo benedictino.En uno de sus regresos estivales el padre de Sebastian se vuela al cabeza. La madre de Sebastian, aligerada de la carga del zángano deprimido y de la herencia nobiliaria, decide vender la casa y las tierras y rehacer su vida con otro hombre y dedicarse en cuerpo y alma a la equitación.

Sebastian Eschburg acaba sus estudios e ingresa como ayudante de un prestigioso fotógrafo. Él mismo llegará a convertirse en un gran artista de la fotografía. Sus exposiciones recorren Europa con gran éxito y reconocimiento. En su carrera es crucial el papel de su pareja Sofía, que lidia con su extraño carácter y su capacidad creativa.


La fiscal Monika Landau del Departamento de Crímenes Capitales en Berlin dirige el interrogatorio del sospechoso de un crimen de secuestro y tal vez, homicidio. La policía ha recibido la llamada de una joven desde el maletero de un coche denunciando a su raptor y dando la dirección a la que la está conduciendo. Cuando la policía ha llegado a la dirección se ha encontrado con el sospechoso y con todo un macabro arsenal de herramientas con trazos de haber sido utilizado hace poco. Ni rastro de la joven secuestrada. El sospechoso no quiere colaborar, se niega a hablar. Si la vida de la joven depende de su confesión habrá que utilizar medios más contundentes, la fiscal no debe implicarse.

El sospechoso se llama Sebastian von Eschburg.

El abogado Konrad Biegler decide volver de su recuperación en Zimerhof, en el Tirol del Sur para ocuparse de la de Eschburg. Le interesa por el hecho de que haya tortura policial por medio y por la personalidad extraordinaria de su cliente. Aunque esta personalidad le ponga las cosas muy difíciles. Eschburg se niega a ser claro con Biegler.

La fiscalía descubre que el ADN que se encontró en los instrumentos quirúrgicos de Eschburg pertenece a su hermanastra. Ahora todo será una carrera para averiguar hasta que punto hubo tortura en su confesión por parte de su defensa y en encontrar el cadáver desaparecido por parte de la fiscalía: sin el cadáver y con una confesión forzada ilegalmente no hay caso.


A Ferdinand von Schirach no le interesa la acción criminal sino las rarezas humanas que forman, todas sumadas, la normalidad social humana. Atraído por estas extravagancias o disgresiones de lo común, von Schirach ha centrado su narración en las partes más espectaculares de sus personajes. Eschburg resulta interesante, aunque el tratamiento distante y analítico del narrador nos impide acercarnos a él: tal vez es lo que pretende. Hay además un puñado de personajes sin demasiada definición, con los que busca crear una ambientación nebulosa en la que sea difícil etiquetar a los actores. El dibujado con más trazos es el del abogado Biegler, un hombre maduro con problemas de salud y una mala leche conocida en su entorno. Inteligente, sensible, práctico y con sólo un punto cínico a pesar de que conoce perfectamente el sistema de justicia alemán.

El estilo de von Schirach se ha depurado y su narrador es más lacónico, sobre todo en la primera parte de la novela.

Ferdinand von Schirach ha divido su libro en cuatro partes: verde, rojo, azul y blanco, aludiendo a la levemente apuntada sinestesia del protagonista. En la primera describe la vida del borroso Sebastian y su teórica incapacidad para establecer una relación habitual con el mundo. Su hiperestesia le hace buscar una meta estética más allá de las relaciones de afecto y amor habituales. La segunda parte describe las circunstancias que llevan a su interrogatorio. La tercera es la de la pesquisa del abogado Biegler y de la vista en la que comparece Sebastian von Eschburg. El blanco, suma de todos colores, es el colofón con la reflexión de Sebastian sobre lo acontecido y sobre el inasible significado de su existencia.

Y hasta ahí otra novela de Ferdinand von Schirach, empeñado en mostrarnos que nuestras extraordinarias rarezas son las que nos crean humanos y su suma la que conforma una sociedad que funciona porque nos convencemos de que debe funcionar y de que somos personas normales.


Ferdinand von Schirach, Munich, 1964. Estudió derecho en Bonn, Colonia y Berlín. Se especializó en derecho penal y participó como parte defensora en algunos casos resonantes en Alemania. En 2009 publicó su primer libro Crímenes, cuentos basados en casos reales de su bufete. Se convirtió en un éxito internacional con millones de ejemplares vendidos. 

Esta es su producción traducida al castellano y catalán:

Verbrechen, 2009. Crímenes. Barcelona: Salamandra, 2011 y Crims. Barcelona: Empúries, 2011.

Schuld, 2010. Culpa. Barcelona: Salamandra, 2012 y Culpa. Barcelona: Empúries, 2012.

Der Fall Collini, 2011. El caso Collini. Barcelona: Salamandra, 2013.

Tabu, 2013. Tabú. Barcelona: Salamandra, 2016.

Jordi Soler: Pinches jipis

Jordi Soler: Pinches Jipis. Barcelona: Malpaso, 2016. 160 páginas.

el cómplice, Daniel Parellada Monreal @dparellada

Solo alguien con la distancia literaria de Jordi Soler podía llevar a cabo una novela negra tan disparatada, clásica y vanguardista, realista y loca al mismo tiempo. Porque Ciudad de México (para los que la conocemos solo literariamente) se nos aparece como precisamente eso: un monstruo inabarcable que devora personas, trabajos y días en los que puede pasar cualquier cosa. En Pinches jipis nuestro protagonista es el comandante Conejero, un investigador al que, años atrás, le desarticularon su unidad de casos especiales, porque sus superiores decidieron que requería de un retiro de desintoxicación severo. Aunque nunca se rehabilitó del todo, sigue liderando el cuerpo de policía del DF, porque no hay nadie que tenga su genio, su olfato, su diagnóstico, ni sus agallas. De perennes gafas de sol, gabardina y sombrero, el rudo pero sentimental Emiliano Conejero se enfrenta, hoy, a un despiadado asesino que estrangula a sus víctimas con medias de nylon azul, antes de vaciarles los ojos con una cucharita de café. Todo apunta a un locutor radiofónico de ultraderecha que está ganando popularidad a marchas forzadas gracias a que los asesinatos se producen a su alrededor, pero, por supuesto, nada es lo que parece, y el cincuentón Conejero solo podrá solucionar el caso con la encomiable ayuda de su comparsa extravagante: la novia de piernas largas, su pesado hijo gordinflón y adolescente Macabeo, sus subalternos la Vacota y el Espectro, y las siempre bienvenidas asistencias del güisqui Cutty Sark y algún gramo de cocaína. Tanto la historia como el personaje ridiculizan y celebran el género policíaco, por lo que los amantes de lo negro no os podéis perder esta novela vertiginosa, que acaba con una delirante y etílica escena final, en la que un pinche jipi resuelve la ecuación. 

Jordi Tiñena: La mort sense ningú.

Jordi Tiñena: La mort sense ningú. Barcelona: Llibres del delicte, 2016. 305 páginas.


En el bosque del Pont del Diable de Tarragona ha aparecido semioculto un cadáver vestido de ciclista. Sin bicicleta. El subinspector de los mossos d'Esquadra Vidal y su ayudante, el cabo Veciana son los responsables de identificar al muerto y desvelar las circunstancias de la muerte.
El muerto era Manuel Artal Soler, un economista dedicado a las inversiones especulativas. Vidal y Veciana van descubriendo que Artal no tenía demasiados amigos. Ninguno, de hecho. Algunas malas inversiones no lo han hecho precisamente popular en Tarragona. Y su familia de Gandesa estaba enemistada con él desde hace algún tiempo y tampoco parece muy afectada por su muerte.
Por si fuera poco, los mandos no quieren malgastar demasiado tiempo en un caso que no parece interesar a nadie.
Vidal espera poder cerrar el caso pronto para que no ponga en peligro su relación con su pareja, Roser, que comienza a cansarse de sus dudas y de que consiga tiempo a cuentagotas para estar con ella. Además necesita abrirse ante su hermano, Biel, aquejado de una enfermedad que está acabando con él. Y, por si faltaba algo, su sobrino, que está acabando la adolescencia, necesita que alguien lo controle para que no se meta en problemas.
Pero Vidal y Veciana no pueden ignorar algunos hechos del caso de Artal que no les dejan tranquilos: la casa del muerto ha sido asaltada y su coche robado. Vidal y Veciana deciden investigar a los posibles interesados en la muerte del especulador. Por un lado, un constructor millonario que se hizo rico con la burbuja inmobiliaria y al que sus negocios con la iglesia católica no les conviene publicidad negativa. Por otro, su familia, que algo turbio oculta como parecen demostrar sus formas duras y brutales.
Vidal y Veciana tienen un plazo para resolver el caso y lo deben cerrar de manera satisfactoria para todos, teniendo en cuenta que nadie parece afectado por la muerte de Artal.

Hay tres tiempos en esta novela de Jordi Tiñena, a la manera de las velocidades históricas de Fernand Braudel: un movimiento rápido, un movimiento más lento y un movimiento casi inapreciable. 
El caso policial es el que se desarrolla en un tiempo más rápido, compromete a los poderes fácticos del ahora, a constructores sin escrúpulos, a especuladores de la bolsa y de las propiedades, a mafias de ladrones. El beneficio del mercado y del robo ha de ser inmediato, no a medio plazo.
Un segundo ritmo más lento pertenece al ámbito familiar y de las relaciones grupales. Tarragona y su entorno son un escenario perfecto: todavía se recuerdan las viejas rencillas de la guerra, quién era quién durante el franquismo. Y los pueblos del entorno no olvidan las viejas rencillas familiares por herencias y viejos pleitos entre vecinos.
Tarragona es también el lugar idóneo en el que contemplar la larga duración: sus espléndidos restos romanos, medievales y barrocos, orgullo patrimonial y recurso turístico reinventan el recuerdo de otros tiempos. Las ruinas son también el contraste ante la potencia de los sectores industriales químicos y turísticos, Y las pequeñas manchas boscosas conservadas entre grandes factorías son el testigo de la desaparición del mundo rural agrícola que hace un siglo era la riqueza de la zona.
El subinspector Vidal vive agitado por estas tres velocidades, el ámbito de la investigación, el ámbito de sus problemas familiares y afectivos y el ámbito que promueven sus reflexiones filosóficas y su continuo pulular por la ciudad y la provincia. Los tres se entremezclan en todos los capítulos de su vida, es imposible mantenerlos separados.
La intriga policial y su resolución, que no son sino una parte de la novela, con el mismo peso que optras tramas, son verosímiles y sirven para presentar el mundo profesional de este policía del que Tiñena quiere mostrarnos un retrato completo, que conozcamos todas las facetas -a veces contradictorias-, de su vivir profesional, afectivo e intelectual.


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Jordi Tiñena, Barcelona, 1955. Desde los diez años vive en Tarragona. Es catedrático de lengua catalana y literatura. Ha escrito varias adaptaciones de clásicos catalanes medievales como Tirant lo Blanc, Curial i Güelfa, El llibre de les dones y Lo Somni. Ha escrito varias novelas de diferentes géneros. La mort sense ningú es su primera novela criminal.