Margery Allingham: El signo del miedo. Un caso criminal para Albert Campion.

Margery Allingham: El signo del miedo. Un caso criminal para Albert Campion. Madrid: Impedimenta, 2016. 286 páginas. Traducción del inglés de Guillermo López Gallego. Título original: en UK: Sweet Danger, en USA: Kingdom of Death/The Fear Sign, 1933.


Guffy Randall es un joven aristócrata inglés con todas las cualidades que se le suponen a cualquier aristócrata inglés: inteligencia sin deslumbrar, ingenio en su justa medida, aceptables capacidades físicas. Y sobre todo, tiene una camarilla de amigos de su misma clase social tan flemáticos y fanáticamente moderados como él. Es a sus compañeros a los que encuentra más preocupados de lo habitual en un hotelito de la Costa Azul. La desazón está causada porque el líder del grupo, Albert Campion, tiene que demostrar que sus pretensiones dinásticas sobre el minúsculo territorio dálmata de Averna están sustentadas en documentos legales que se remontan a la Edad Media y que llegan hasta el siglo XIX. La recuperación de estos documentos perdidos no tendría mayor importancia si no fuera porque en el pequeño reino se ha encontrado una importante bolsa de petroleo que puede convertirlo en un muy rentable negocio. Y a un aristócrata inglés no acaba de hacerle gracia que otro saque tajada de una empresa de la que puede tener todo el pastel.

Así que Albert Campion y su camarilla, entre los que destaca su mayordomo, Magersfontein Lugg, un expresidiario de métodos directos, se dirigen a la Inglaterra profunda, a Pontisbright, en Suffolk, ya que todas las pistas indican que allí podrán hacerse con los documentos que apoyen sus reivindicaciones. 

El ambiente en el condado es funesto. Por un lado, algún tipo de maldición tiene acogotados a los habitantes, que intentan evitar los paseos nocturnos y se protegen con símbolos y amuletos de encuentros indeseados. Por otro, una potente y despiadada empresa multinacional (colonial, se decía entonces) ha desplegado una banda de malhechores por el territorio con intenciones desconocidas.

Champion y su grupo sólo cuentan con el apoyo incondicional de la familia Fitton, tres crecidos adolescentes, Amanda, Mary y Hal, su tía putativa Hatt y el criado Despistado Williams, que regentan el albergue junto al molino en el que se hospedan los aristócratas investigadores. A ellos se suma el doctor Edmund Galley, un extraño personaje que ocupa la antigua rectoría del pueblo y que parece fascinado por el halo supersticioso del condado.

Una pista lleva a otra, cada más difíciles de seguir y que requieren más medios materiales e imaginación. Campion comprende que hay más gente, muy peligrosa, interesada en hacerse con los títulos sobre Averna con oscuras intenciones, y que no les importa cómo conseguirlos. Además, la tenebrosa amenaza que se cierne sobre Pontisbrght comienza a tomar cuerpo y a demostrar su capacidad mortífera. Hay que enfrentarse a la vez a las fuerzas de la codicia material y a las de la demencia ancestral para conseguir salir bien librados de esta aventura.


Margery Allingham arma su relato en torno al humor y a la intriga. Para conseguir un tono irónico y desenfadado cuenta, por un lado, con el carácter de sus jóvenes aristócratas: toda la carga de la flema inglesa enfrentada a misterios demoníacos y a intereses económicos capitalistas. La ingenuidad interesada de estos desocupados queda contrastada con los modos y derroches físicos de los criados, Despitado y Mr. Lugg, opuestos en formas e intereses materiales a sus amos, pero leales hasta la muerte.  

Hay una segunda contraposición. La fachada de memez intelectual e incapacidad física de Campion -que demuestra su carácter intrépido y su agudeza cuando se requiere-, resalta ante la energía desbordante de la protagonista femenina: Amanda Fitton es un torbellino de ideas y acciones. Una joven capaz de valerse por sí misma que no necesita la ayuda masculina y es capaz de tomar sus propias decisiones y de asumir las consecuencias. Un personaje fascinado por la técnica mecánica y por las innovaciones materiales que consigue dotar a la novela de un ritmo sostenido por lo inesperado de sus acciones.

Para sacar provecho de la intriga, Allingham pone en marcha tres tramas: la consecución de los papeles de Averna, el desvelamiento de la linea hereditaria de  los Huntingforest y la conjura supersticiosa del pueblo de Pontisbright. Para resolver los tres enigmas, los personajes tienen que resolver pista tras pista, pasando por situaciones en las que la acción física y el ingenio son imprescindibles. Allingham no deja que sus personajes descansen ni un momento, exige de ellos que estén en alerta continuamente y que empleen tanto los puños como la cabeza.


National Portrait Gallery

Margery Allingham, Londres, 1904 - 1966. Nació en una familia de escritores y esa fue su meta profesional desde que publicó su primer cuento con ocho años. El reconocimiento de los lectores le llegó en 1929 con la primera novela de Albert Campion: The Crime at Black Dudley. A partir de entonces escribió diecisiete novelas más con el detective aristócrata como protagonista, además de una veintena de relatos.

1 comentario :

  1. ¡Qué buena pinta!

    Éste me lo anoto para la lista (aunque lo voy a adelantar unos puestos: caerá entre los regalos de Navidad) :-)

    Genial recomendación, gracias :-)

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