Massimo Carlotto, Gianrico Carofiglio y Giancarlo De Cataldo: Cocaína

Massimo Carlotto, Gianrico Carofiglio y Giancarlo de Cataldo: Cocaína. Barcelona: Malpaso, 2015. Traducción del italiano de Nicolás Pastor de Massimo Carlotto: La pista de Campagna, 2012; Gianrico Carofiglio: La velocità dell'angelo, 2012 y Giancarlo de Cataldo: Ballo in polvere, 2012. 175 páginas.

En La pista de Campagna, el inspector Guilio Campagna de la brigada Antiestupefacientes de Padua debe recurrir a los servicios de un viejo amigo, Roberto Pizzo, antiguo sindicalista y actual capo de una banda de medio pelo de camellos para limpiar su ficha y volver a la brigada Antirrobos, a una vida más tranquila lejos de la contaminación de la droga. Utilizará el chantaje, la amenaza y la brutalidad para conseguir su propósito, aunque con ello se cargue no sólo la mistad sino también a los amigos.
En La velocidad del ángel el narrador es un escritor que se encuentra con una joven en un bar que ambos frecuentan y comienzan una confidencial relación en la que ella le explica su historia, su idilio con una amante cocainomana que la arrastró al consumo y le arruinó la vida.
En  El baile del polvo el jefe de la policía judicial Federico Anselmi investiga la conexión de la mafia milanesa con los narcotraficantes mexicanos. Para ello utiliza la información de un policía gringo infiltrado en uno de los cárteles. Anselmi sabe bien que debe hacer para dar un golpe definitivo: ir a por las cuentas negras que se blanquean en paraísos fiscales.

Seguramente con el permiso de Carlo Lucarelli y de Maurizio de Giovanni  estos son los tres más populares escritores de giallo italiano nacidos después de mitad del XX, abordando aquí el tema del tráfico de cocaína desde tres perspectivas distintas aunque los tres con un mismo objetivo: mostrar como la cocaína acaba arruinando la vida de todos los que se acercan a ella, tanto de los consumidores, como de los traficantes y los policías que quieren impedir su tráfico.
Carlotto utiliza ese personaje tan presente en las novelas negras mediterráneas: el policía justiciero que prefiere saltarse alguna ley para conseguir su objetivo y reimplantar lo que según su criterio debe ser el orden. Ya que no puede cambiar el sistema se dedica a la chapuza justiciera. Hay en el cuento de Carlotto unos apuntes fantásticos de cinismo en la persecución que el policía hace de los traficantes con los medios más sucios a su alcance y pisando los cadáveres que haga falta, aunque en ocasiones parece que vaya a ser incapaz de llegar hasta el final porque no se atreve a que su personaje sea tan miserable.
El relato de Carofiglio, en su línea habitual, es más íntimo, pelín blando, un cuentito bien intencionado sin mucho más. Poniendo el acento en lo destructora que puede ser la droga en las relaciones familiares y en el entorno social. Pues eso.
Y más ambicioso el de De Cattaldo, que ya ha demostrado su capacidad para el relato de largo aliento. Aquí aparecen las conexiones del poder mafioso italiano con el narcotráfico internacional y con los grandes bancos respetables con sede en las capitales europeas y filiales en paraísos fiscales ante cuyas acciones los respetabilísimos dueños cierran los ojos hasta que salta el escándalo y los subalternos pierden la cabeza. El mejor de los tres relatos.
Las narraciones sobre el narcotráfico son complejas ya que el mundo de la droga lo impregna todo como multinacional criminal, así que conseguir un relato interesante requiere mucha investigación (qué grande El poder del perro de Winslow o el soberbio trabajo de Saviano), sino se queda en mero cuentito. De Cattaldo sale airoso, Carlotto entretiene, Carofiglio pasa el rato.


www.welt.de
Massimo Carlotto, Padua, 1956. A los diecinueve años era miembro de Lotta Continua y fue acusado del asesinato de una joven estudiante. Tras varios procesos y años de fuga le fue otorgada la gracia en 1993 por el presidente Scalfaro.
Ha escrito guiones de comic, relatos y novelas (tanto en solitario como en colaboración). Su principal protagonista es el detective Caimán, que pasó siete años en prisión por un error judicial.


Hasta nunca mi amor. Barcelona: booket, 2011
Nada, nada más en el mundo. Barcelona: Laertes, 2010
La oscura inmensidad de la muerte. Barcelona: Emecé/Bronce, 2009
El misterio de Mangiabarche. Barcelona: Barataria, 2005
La verdad del caimán. Barcelona: Barataria, 2006
La vida fugint. Barcelona: La Campana. Autobiografía.
en colaboración:
con Marco Videtta: Ksenia. Barcelona: Navona, 2015
www.italiani.lu

Gianrico Carofiglio, Bari, 1961. Magistrado antimafia y miembro de la comisión antimafia del parlamento italiano. Ha escrito ensayos, guiones para comics, relatos y novelas negras protagonizadas por el abogado Guido Guerriri. Ha recibido numerosos premios literarios y algunas de sus novelas han sido llevadas al cine.
Ni aquí ni en ninguna parte. Madrid: La Esfera de los libros, 2013
El silencio de la ola. Madrid: La Esfera de los libros, 2013
Con los ojos cerrados. Books4pocket, 2011
No existe la sabiduría. Madrid: La Esfera de los libros, 2011
El pasado es una tierra extraña. El Ateneo, 2011
Testigo involuntario. Books4pocket, 2010
Las perfecciones provisionales. Madrid: La Esfera de los libros, 2010
Dudas razonables. Barcelona: Plata, 2008
A ulls clucs. Barcelona: Edicions 62, 2008
nightreader.it
Giancarlo De Cataldo, Tarento, 1956. Magistrado, novelista, dramaturgo y ensayista. Entre su extensa obra destaca la novela, Una novela criminal. Traducidas al castellano:
Con Carlo Lucarelli y Andrea Camilleri: Tres Jueces. Madrid: Marcial Pons, 2015
Roma criminal. Barcelona: Roca, 2014.
Una novela criminal. Barcelona: Roca, 2010
Italia Cosa Nostra. Barcelona: Roca, 2009

Vern E. Smith: Los reyes del jaco

Vern E. Smith: Los reyes del jaco. Barcelona: Sajalín editores, 2015. 267 págs. Traducción de Güido Sender del inglés (USA). Título original: The Jones Men. Henry Regnery Co., 1974.
Zorro Newton es un yonqui de los guetos negros de la Detroit de 1972. Sabe que la información es dinero y el dinero, droga. También sabe que muchos de los traficantes de la ciudad quieren defenestrar al rey de la droga, Willis McDaniel, y que están dispuestos a jugar fuerte para hacerse con el premio gordo. Y también sabe que la mejor manera de librarse del trullo por unos delitos de hace unos meses es hacer de soplón de la policía. Intenta sacar tajada en todos los frentes, así que vende la información sobre un gran alijo que McDaniel recibirá en breve a Lennie Jack, un joven veterano de Vietnam sin miedo a meterse en problemas dispuesto a robarlo; y vende al detective Al Grandullón Lewis el soplo del robo de la droga. Cuando la guerra entre bandas estalle y la policía intervenga se desata una batalla de tales dimensiones que será imposible salir indemne.

Vern E. Smith escribió esta novela a mediados de la década de los setenta retratando los suburbios negros de una ciudad asolada por la violencia y por las drogas. Hay un catálogo de abrigos de chinchilla, botines deslumbrantes, de peinados afro, patillas superlativas, complementos carísimos y carros fastuosos en esta novela de Smith. A los traficantes negros de Detroit les gusta que se les identifique con facilidad por la calle. La ciudad es suya. Y a Smith también le interesa que nosotros los identifiquemos desde lejos. Una vez que los tengas registrados por su planta y sus modelitos Smith te cuenta qué hacen y cómo lo hacen. No está para densas averiguaciones sobre la psicología de sus personajes, ni para investigaciones sobre la trama social de Detroit. Aquí lo que hay es una presentación periodística de unas bandas de negros chulos que quieren hacerse con el poder porque es donde está la pasta. Y de las víctimas que van dejando por el camino. Y también la descripción de cómo unos funcionarios de la policía metropolitana intentan adelantarse a los acontecimientos. No, no busques las causas de los crímenes en infancias desastradas -vale, el protagonista ha venido muy tocado de Vietnam, pero ¿quién no volvió sin algún trauma?- ni tampoco esperes antihéroes policiales azotados por los síntomas del TDH tan comunes en las últimas novelas anglosajonas y afines (pobre Harry Hole de Nesbo). Aquí hay tiros, persecuciones, traiciones y palizas. Lo que quieren los protagonistas es descubrir (como el maravilloso título de Houdini) cómo hacer bien el mal.

No hay preguntas éticas, ni cruzada justiciera por los valores éticos del hampa. Aquí hay intentos de escalada a la cima sin importar a quién pisas, y ventas al mejor postor y hay la certidumbre de la policía y del lector de que esto es un ciclo eterno, de que cuándo acabas con una cúpula de traficantes otra ocupará su lugar (bueno para la literatura, malo para el sistema). Que los abrigos de visón se transforman en chándales y colgantazos pero no cambian las motivaciones de las personas que los lucen.  Lo que piensan o sienten los protagonistas no aparece por ningún lado: lo que hay aquí es una tormenta de violencia y una historia que va al grano.
www.sajalineditores.com

Vern Emile Smith, Natchez, Mississippi, 1946. Estudió en las universidad de San Francisco y Columbia, en las que se afilió al Black Student Union y se licenció en periodismo. Ha ejercido esta profesión desde entonces, investigando sobre casos relacionados con la violación de los derechos civiles en Estados Unidos. Ha recibido numerosos premios periodísticos y ha ocupado importantes cargos en el sector. The Jones Men fue escrita en 1974, tras el paso de Smith por Detroit como redactor jefe de Newsweek. Es la única novela de Smith publicada hasta la fecha, aunque parece que hay una segunda novela en marcha con el título de Dry Heat.

Georges Simenon: El arriero de "La Providence"

Georges Simenon: El arriero de "La Providence". Barcelona: Acantilado, 2015. 136 páginas. Traducción del francés de Núria Petit. Título original: Le Charretier de "La Providence". 1931.
Maigret debe investigar el asesinato de una mujer cuyo cadáver aparece en un establo cerca de un canal de navegación de la cuenca del Marne. Los principales sospechosos son sus compañeros de tripulación del yate Southern Cross, que surca el canal. Su marido, sir Lampson, es un decadente alcohólico introvertido que se arruina entre sus amantes y sus singladuras. Willy, el acompañante principal del noble, es un joven crápula de la alta sociedad inglesa. Vladimir y madame Negretti son dos extravagantes buscavidas que han ido a parar a la barcaza tras oscuros avatares.
Pero tras las primeras investigaciones aparece asesinado el joven Willy y las sospechas de Maigret recaen sobre otra gabarra que recorre el canal: La Providence. Sus tripulantes son tan singulares como los del Southern Cross, aunque no parecen tener mucho en común con ellos: un modesto matrimonio de Bruselas con pocas aspiraciones y su arriero, Jean, un taciturno personaje que sólo quiere relacionarse con sus semovientes.
En el lluvioso paisaje del nordeste de Francia Maigret comienza el seguimiento de La Providence y la indagación en el pasado de sus navegantes.

Las novelas de Simenon, estén protagonizadas por Maigret o no, me producen siempre incomodidad. No se si se debe a los ambientes a menudo desabridos en los que se desenvuelve la acción. O a los personajes peculiares que las pueblan, pero no me puedo quitar de encima la desazón. Lo mismo me ha pasado con El arriero de "La Providence". Una novela centrada en un mundo desaparecido en nuestro país hace tiempo, el de las gabarras que navegaban los ríos y canales fluviales, pero que todavía existe, sin la importancia que tenía en el periodo de entreguerras en el que se desarrolla la acción, en la Europa central.
Simenon hace que Maigret, como siempre, se integre en el ambiente. Que observe a todos los protagonistas y que a través principalmente de conversaciones consiga hacerse un dibujo adecuado del entorno y de las acciones de los personajes. Su capacidad de empatía le permite resolver los casos sin forzar las situaciones.
Maigret es un espectador parcial de las debilidades humanas y de las relaciones de poder entre las personas. Interviene sutilmente en algunas ocasiones para conseguir un mundo más humanitario. Intenta que la mecánica de la profesión policial no convierta a los implicados en sus casos en meros objetos de investigación. Intenta que el poder del aparato de la justicia no aplaste sin miramientos a las víctimas y a los culpables. Simenon es consciente de las terribles consecuencias que tendría esta deshumanización en las dictaduras totalitarias que se estaban adueñando del continente: la obediencia y la eficacia técnica serían exhibidas como justificaciones para banalizar el mal. Pero Maigret no es un justiciero, es sólo un policía que intenta dulcificar este valle de lágrimas. Incómodo, pero imprescindible.

www.dw.de
Georges Simenon, Lieja, 1903 - Lausana, 1989. Es improbable que alguien llegue alguna vez a saber cuantas novelas y relatos llegó a publicar. Con su nombre, ciento noventa uno, pero bajo seudónimo un número desconocido. El total pasa de las quinientas publicaciones.
Hay una web oficial www.simenon.com y una página www.ulg.ac.be/libnet/simenon.htm en las que se puede consultar la obra y la vida de este polígrafo imparable, uno de los grandes escritores europeos del siglo XX.

James Ellroy: Perfidia

James Ellroy: Perfidia. Barcelona: Penguin Random House, 2015. 780 páginas. Traducido del inglés (USA) por Carlos Milla Soler. Título original: Perfidia. New York: Knopf, 2014.
Los Angeles, diciembre de 1941. En los días del ataque japonés a la base militar estadounidense de Pearl Harbor, que significará la entrada del país en la segunda guerra mundial. En el estado de California se ha asentado una numerosa comunidad japonesa dedicada a la explotación agrícola. Los cuatro miembros de una familia japonesa son encontrados muertos al parecer víctimas del seppuku ritual. El muy brillante Hideo Ashida, de ascendencia japonesa, forense de la policía de Los Angeles, comienza a investigar el crimen en un clima de odio a la colonia nipona en la ciudad. La muerte de la familia es sólo el turbio detonante de una deflagración que hace aflorar intereses económicos y políticos en los que están implicados toda una legión de personajes siniestros, duros y descreídos. Los caminos de los principales investigadores: el capitán William Parker, el sargento Dudley Smith, el doctor Ashida y la espía Kay Lake se cruzarán en este novela coral con la que Ellroy comienza el cuarteto que será la precuela del Cuarteto de Los Ángeles. Cada uno de ellos intentará que su idea de la justicia o del beneficio personal prevalezca sobre la del resto de los humanos.

Ellroy regresa con sus característicos atributos convertidos en estigmas: la mezcla de personajes y situaciones reales con personajes y situaciones ficticias; la denuncia de las conspiraciones políticoeconómicas de la élite hasta alcanzar la paranoia; el ritmo trepidante de la acción y el estilo sincopado, telegráfico de los diálogos hasta dejar la acción muchas veces suspendida, a la interpretación del lector; y la, como diría, donosura, chulería de los personajes, corruptos o héroes de una sola pieza, listos y que viven en el filo de la ansiedad y del agotamiento emocional y físico.
Testimonio de la primera característica: no sólo aparecen algunos miembros reales de la policía angelina de los años cuarenta, sino también -como no- varios de los integrantes de la familia Kennedy, y varios componentes del universo hollywoodiense (la nunca bastante bien ponderada Bette Davis tiene un papel importante -a ella le habría sabido a poco-).
Testimonio de la segunda característica: una delirante conspiración para arrebatar las tierras a los japoneses, inhabilitarlas para la producción agrícola y convertirlas en autopistas. O macabras operaciones de cirugía plástica "eugenésicas" para convertir a japos en chinos o para hacer pasar a actrices porno por conocidas estrellas.
Testimonio de la tercera característica referida al ritmo sincopado (y que por añadidura refleja la segunda característica: un párrafo de la parte final, página 703:
"Apropiación de tierras, cirugía plástica, libelo de sangre. Polis corruptos, ataques de submarinos, un linchamiento. Teléfonos públicos. Un hombre blanco con un jersey morado. Radios secretas y seppuku simulado. La altiva izquierda y la belicosa derecha. Una gran alianza de ventajistas en tiempos de guerra."
Parece que Ellroy se haya escrito un resumen para no perderse en el mareante impulso que ha tomado.
Testimonio de la cuarta característica: una buena parte de sus personajes, tanto los reales como los ficticios ya han protagonizado alguna de las otras series de Ellroy. Son personajes prototípicos pertenecientes en exclusiva al mundo de Ellroy, aparecidos de películas clásicas negras, sin fisuras en su corrupción o en su pureza. Ellroy no crea unos personajes que se enfrentan a un mundo real. Crea también ese mundo que en algo se asemeja al nuestro, pero que no es el nuestro (algo parecido a los mundos creados sobre la realidad por Jerome Charyn), es por ello por lo que necesita las referencias históricas correctas y a los personajes reales: deben anclar su mundo al nuestro, pero también sirven para demostrar que su mundo es paralelo al nuestro, muy muy cercano al nuestro, pero diferente. Los personajes relaes no hacen ni dicen lo que "en realidad" hicieron o dijeron sino que habitan el universo Ellroy. Y ese universo es duro con sus personajes: les lleva a la extenuación psíquica y física, les hace retorcerse en mil y una circunstancias abyectas, pero siempre acaban cayendo de pie, sin arrugas apenas.
En esta ocasión al narrador en tercera persona que va enfocando a los diferentes personajes -hay que estar atentos, suerte que a veces Ellroy hace una utilización a lo Homero de los epítetos para que interpretemos a que héroe le toca entrar en acción- se le suma una voz en primera persona en forma de diario de la joven exprositutaespíajusticiera Kay Lake.
La multiplicación de tramas y personajes se aproxima al paroxismo, a veces me preguntaba hasta donde podría llegar la imaginación de Ellroy para complicar más la trama. Pero hasta la demencia del genio debe ser domeñada: en las últimas páginas la confesión del malísimo debe durar muchas, muchas líneas para poder encauzar el aluvión de acontecimientos, de conspiraciones, de personajes, de líneas de acción abiertas y para que las cosas esas del argumento cuadren -más o menos-.
Bueno, pues aquí está la nueva entrega, la primera del nuevo cuarteto, que no defrauda. Este Ellroy con sus guiños pulp y su barroquismo argumental. El viejo perro con sus diálogos cortantes y sus frases mínimas. Lleno de ansiolíticos, alcohol, sudor, adrenalina, semen y sangre. Sin palabras de más, seguramente más delirante que nunca.

crimezine.wordpress.com
Lee Earl "James" Ellroy, Los Ángeles, 1948. Su infancia estuvo marcada por el asesinato irresoluto de su madre -sobre el que escribió en su primer libro biográfico My Dark Places (1996) Mis rincones oscuros, ediciones B-y su juventud y primera madurez por su consumo de drogas y alcohol, y su complicamiento en crímenes menores. En 1981 escribió su primera novela policíaca: Brown's Requiem, Requiem por Brown, Punto de Lectura, y a partir de entonces ha trabajado como escritor de novelas y de ensayos sobre temas criminológicos. En Estados Unidos es un personaje muy célebre, famoso por sus frases cortantes y polémicas y sus declaraciones controvertidas y, a veces, contradictorias.

Entre su producción destaca
El cuarteto de Los Ángeles:
The Black Dhalia (1987) La Dalia Negra. Ediciones B
The Big Nowhere (1988) El gran desierto. Ediciones B
L. A. Confidential (1990) Ediciones B
White Jazz (1992) Jazz blanco. Ediciones B
y la trilogía americana:
American Tabloid (1995)América. Ediciones B
The Cold Six Thousand (2001) Seis de los grandes. Ediciones B
Blood's a Rover (2009) Sangre vagabunda. Ediciones B
Perfidia es la primera novela del proyectado Segundo Cuarteto de Los Ángeles, en el que aparecen algunos de los personajes que ya aparecieron en el primer cuarteto y en la trilogía.

Raphael Montes: Días perfectos

Raphael Montes: Días perfectos. Barcelona: Penguin Random House, 2015. 259 páginas. Traducción del portugués de Brasil de Mercedes Vaquero. Título original: Dias perfeitos. Companhia das Letras, 2014.
Téo es un alumno de medicina de la Universidad de Río de Janeiro entusiasmado por la anatomía humana, sobre todo si puede estudiarla en su cadáver favorito. Además de su pasión por la medicina hay poca cosa más que ocupe los días de Téo: cuida de su madre paralítica, acude con ella a misa, atiende las visitas de sus amigas... En una barbacoa conoce a Clarice, una muchacha desinhibida que le causa una conmoción. Y la profunda impresión se traduce en una obsesión enfermiza por la bella garota. Para demostrar a Clarice su amor, a Teo se le ocurre que debe facilitarle su vocación y conseguir que acabe el guión de una película que tiene entre manos: Días perfectos. El problema es que Clarice no ha sido consultada sobre lo que ella quiere.
No se puede desvelar gran cosa del argumento de la novela de Montes sin acabar con sus valores. Y es que los giros en la acción son la base sobre la que se mantiene este cuento de terror. Más que ante una novela negra estamos ante una narración que rinde tributo a Misery de Stephen King. Un thriller psicológico en el que el narrador cuenta en tercera persona su historia centrándose en la visión sociópata de Téo, pero él no es el único peligro de la novela: el lado oscuro de la fuerza atrae también con facilidad a Clarice, que pronto desvelará su crueldad innata y destructora.
Montes hace que la pareja protagonista se aleje físicamente de los vínculos sociales que les podrían obstaculizar la plena efervescencia de sus instintos: buscan lugares aislados (y paradisíacos) con la excusa de dar rienda suelta a su creatividad, hallarán lugares misteriosos en los que pululan extraños personajes (un hotel regentado por una cohorte de enanos como si fuera un escenario de Murakami, una isla recóndita a la que les transporta una barquera con nombre de muerta, una Caronte tropical) que transformarán en malsanos marcos naturales en los que corromper mediante el dolor y la tortura conceptos como amor o amistad.
El resto de los personajes es también de camisa de fuerza, sólo se mantienen dentro de los límites de la legalidad social por miedo al qué dirán o por la fuerza de la rutina de la convenciones. Pero en lo profundo de sus cerebros se sospecha hasta donde llegarían para conseguir salirse con la suya.
Una buena construcción en ritmo y suspense para este thriller de terror que salta de sorpresa en sorpresa.



Raphael Montes, Río de Janeiro, 1990. Abogado de formación, crítico literario y autor de cuentos y de dos novelas: Días perfectos y Suicidas (2010)