Marcelo Ferroni: Tras las paredes, mi amor, los esclavos nos contemplan

Marcelo Ferroni: Tras las paredes, mi amor, los esclavos nos contemplan. Barcelona: Maresia, 2017. 270 páginas. Traducción del portugués (Brasil) de Mercedes Vaquero Granados. Título original: Das paredes, meu amor, os escravos nos contemplan. Companhia das Letras, 2014.


Para un escritor sin carrera, pocos recursos económicos y un montón de complejos, encontrarse con una mujer como Julia Damasceno es toda una experiencia. Una muchacha moderna, independiente, que vive en un mundo propio y que pertenece a una poderosa familia industrial brasileña (ramo filtros de agua). La relación entre la pareja es extraña, encuentros muy ocasionales con algo de sexo, mucho alcohol y pocas confidencias. Pero Humberto Mariconda está enamorado.

Ay, empujado por el amor acepta acompañar durante un fin de semana a su novieta a la hacienda rural familiar. Allí está el terrible patriarca Damasceno, el  señor Ricardo, devastado por alguna enfermedad terminal que no ha endulzado su aspereza, y toda la corte familiar que le suele rodear: esposa, sobrinos, hijas, cuñados y criados. Una pandilla de advenedizos inútiles que están deseando deshacerse de la ruinosa empresa que les pertenece y correr con el botín.

La gran villa está en permanente y lenta restauración desde que fue adquirida hace décadas por los Damasceno. Los trabajos de rehabilitación de este edificio tremendo, poco acogedor y con vida propia, están en manos de Carla, aunque parece que hace tiempo que nadie sabe nada de ella.

Una tormenta incomparable deja la mansión sin luz eléctrica ni cobertura telefónica. Sus habitantes quedan aislados, atrapados entre las paredes rezumantes de adobe. En la velada que sigue van a poder demostrar su mezquindad sin ningún tapujo, las lúbricas relaciones endogámicas y su incapacidad de empatía. 

Si el ambiente os parece que está cargado ya veréis cuando el patriarca sea asesinado a tiros dentro de su despacho cerrado a cal y canto. No hay posibilidad de escapar de la casa, ni de recurrir a la policía. El asesino es uno de los presentes, seguramente uno de los que han formado espontáneamente un equipo de investigadores. Ahora es cuando hay que espabilar para encontrar al asesino ya que todos los miembros de la familia son crueles, egoístas y peligrosos. Si no descubres al culpable te puede despedazar el reto, si te acercas demasiado a la verdad comprobarás que tipo de monstruos producen las pesadillas del poder. 

Marcelo Ferroni utiliza la primera persona para narrar este caso de asesinato en cuarto cerrado que pretende destripar las relaciones de la burguesía industrial brasileña. Ferroni encierra y vuelve a encerrar a sus personajes hasta obligarlos a desenmascarar sus partes ocultas. Como en una matruska: la víctima es asesinada dentro de una habitación cerrada, dentro de una mansión de la que no se puede salir, dentro de una región aislada por la tormenta. Los protagonistas están a su vez atrapados por las relaciones familiares y por sus ansias de aparentar en su círculo social.

Es  el escritor Humberto Mariconda el encargado de analizar a estos seres incapaces de salir física y psicológicamente de su prisión, como en El Ángel Exterminador. Pero no es fácil analizar con claridad a esta caterva de seres mezquinos y no ayuda la atmósfera claustrofóbica y morbosa de la casa. El ambiente de irrealidad en el que Mariconda se hunde a veces aparece en alguno de los capítulos finales del libro, rompiendo con la narración lineal y creando diferentes clímax y nuevos enfoques.

Y así, como un sueño, transcurre la visita del escritor a la inquietante villa de los Damasceno. El despertar, como el de las pesadillas, será un alivio, pero sin lograr sacudirse el recuerdo del terror.



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Marcelo Ferroni, Sao Paulo, 1974. Editor y escritor. Debutó en la novela en 2010 con Método prático da guerrilha, publicada en España por Alfaguara en 2012 como Método práctico de guerrilla.

Tras las paredes, mi amor, los esclavos nos contemplan es su segunda novela.

Uno de sus cuentos criminales fue incluido en la selección Rio Noir. Barcelona: Maresia, 2016

Brian Panovich: Bull Mountain

Brian Panovich: Bull Mountain. Madrid: Siruela, 2017. 276 páginas. Traducción del inglés (USA) de Rubén Martín Giráldez. Título original: Bull Mountain. Putnam, 2015.


En el norte de Georgia hay una gran extensión montañosa: Bull Mountain. En Bull Mountain hay una ley desde hace un siglo, la que impone el clan Burroughs. El poder se mantiene mediante la violencia y el clientelismo. La economía a través del tráfico de marihuana, alcohol y -en los últimos tiempos- del tráfico de armas y la metaanfetamina.

Que la familia Burroughs haya mantenido el control tiránico en la zona no implica que la tribu esté muy unida. Al contrario, desde el comienzo de los tiempos entre ellos ha habido una lucha por la adaptación que ha ido exterminando a los menos cabrones mediante escopetazos descargados por otros Burroughs.

En nuestros días quedan dos Burroughs activos: Gareth y Clayton. El primero es el jefe de todos los chanchullos tras la muerte de otro hermano. A él se debe la apertura del entramado a otros mercados: las drogas de diseño y los fusiles de asalto. Un tipo enorme, violento y muy peligroso.

Pero Clayton, el pequeño de los tres hermanos, es todavía más peligroso. Al menos para el resto de la familia: es el sheriff de McFalls County, el valle a las faldas de Bull Mountain, el feudo de su hermano.


El sheriff Burroughs recibe la visita del agente especial Simon Holly. No es la primera vez que la policía estatal se acerca por el pueblo para reclutar al sheriff en la lucha contra su familia. Hasta ahora sólo han conseguido mucha sangre derramada y ningún menoscabo del poder Burroughs sobre Bull Mountain. Pero este agente Holly parece diferente. Propone una amnistía y una retiro honroso y tranquilo para Gareth si denuncia a su suministrador de armas. 

Clayton acepta el encargo del agente y decide ir a convencer a su hermano. Pero todo el mundo sabe que una montaña no se conquista cuando se llega a la cima, sino cuando se regresa a salvo al campamento base. Y Bull Mountain no es una excepción: no es fácil salir con vida de ella.


Brian Panowich utiliza los saltos temporales en capítulos intercalados entre los que narran la acción principal para trazar la historia de la familia Burroughs desde finales de los años 40 hasta nuestros días. Además de mostrar el carácter cruel y autodestructivo del clan también utiliza el recurso para explicar dónde está el origen de los acontecimientos contemporáneos que centran la acción de la novela.

Hay un puñado de personajes principales, todos tipos duros, tanto los femeninos como los masculinos, sobre los que Panowich construye su cuento. Protagonistas capaces de sacar adelante una vida llena de obstáculos. Protagonistas de una tragedia clásica. 

Como en la tragedia no serán capaces de escapar a su destino, muy al contrario, son ellos los que lo construyen con una testarudez desesperada. Y como los espectadores de las obras clásicas, nosotros también tenemos las referencias culturales que cimentan a estos tipos. No hace falta poner demasiadas piezas para soportar su personalidad: hay tantos antecedentes en series, cine, literatura... que no necesitamos más datos para construir a los personajes a nuestro antojo. Unas cuantas pinceladas y somos capaces de ponernos a trabajar.

Por tanto, personajes interesantes y dos tramas mantenidas con eficacia que convergen para un dar lugar a un final dramático. Un buen relato contundente en el que lo que menos me ha gustado, cuestión de manías, es ese anticlímax que cierra con tanta corrección la tragedia de Bull Mountain.


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Brian Panowich, Fort Dix, New Jersey, 1972. Bombero de profesión. Bull Mountain es su primera novela, ha sido nominada y ha ganado varios premios de novela negra.