Dominick Dunne: Una temporada en el purgatorio

Dominick Dunne: Una temporada en el purgatorio. Barcelona: Libros del Asteroide, 2016. 473 páginas. Traducción del inglés (USA) de Eva Millet. Título original: A Season in Purgatory, 1993.


Harrison Burns no supo cómo actuar cuando le dijeron que sus padres habían sido asesinados en un asalto. Era un joven retraído que sólo supo abandonarse al magnetismo de la poderosa familia Bradley.


El abuelo Bradley fue un carnicero irlandés que prosperó en los negocios y que dejó en herencia su carácter de fajador sin piedad a su primogénito, el multimillonario Gerald Bradley. El implacable Gerald Bradley se casó con la católica Grace y fundó una estirpe católica de machos corajudos egoístas y de hembras sumisas paridoras. Algunos vástagos salieron rana, entre accidentes con escándalos sexuales de por medio, quintales de estupefacientes y falta de luces intelectuales; aunque los Bradley coparon pronto importantes cargos políticos y profesionales y no pararon de acumular millones de dolares.

La gran esperanza de la familia Bradley es Constant Bradley, un muchacho bello, apuesto, con un atractivo inevitable. El plan es que Constant Bradley llegue a presidente de los USA. Y Constant Bradley ha hecho en el colegio exclusivo en el que está interno un amigo íntimo: Harrison Burns.

Harrison Burns está fascinado por el ingenio burbujeante de la familia Bradley. Por su mansión de nueva aristocracia americana, por su catolicismo formal arcaico y poderoso, por la falta de vergüenza y escrúpulos de la familia y por la unión sin fisuras de todos los miembros del clan y sus adláteres.

Pero los Bradley tienen algo tenebroso en su vida: la insatisfacción. Si se escarba un poco en el carácter del joven Constant se descubre que es una mala pieza: alcóholico, violento y abusador sexual. La familia mira hacia otro lado cuando las faltas se pueden camuflar como chiquilladas o gamberradas, pero cuando son crímenes la maquinaria de defensa de los Bradley se pone en marcha. Hay que conseguir que nada se interponga en la carrera política del triunfador. Chantaje, soborno, adulación y presión son herramientas que Gerald Bradley maneja como nadie. Y un adolescente que come las migajas de la mesa de los Bradley es una presa fácil. Harrison Burns se convierte en cómplice de asesinato.


Toda una vida después de aquella juventud, Harrison Burns se ha convertido en un exitoso escritor de libros de investigación que lucha porque los culpables paguen por lo crímenes de los que han salido exonerados. Burns ha intentado separarse al máximo de sus antiguos amigos católicos irlandeses pero todo parece arrojarle de nuevo al seno de los Bradley, a recordar el pacto de silencio y el dolor que su cobardía adolescente produjo. Harrison Burns es un hombre atormentado, no sabe cómo actuar cuando los remordimientos del pasado le reclaman que haga justicia y denuncie el montaje de aquellos manipuladores asesinos, caiga quien caiga.


Dominick Dunne utiliza dos voces narradoras para llegar hasta la esencia de la clase alta americana. Por un lado, en la primera parte, la de Harrison Burns. El joven empotrado en la familia Bradley describe las excentricidades de los millonarios como un mirón deslumbrado que poco a poco descubre la inestabilidad de las relaciones de estos personajes que buscan dos valores sólidos a los que agarrarse para no hundirse: las formas del culto religioso y la acumulación de dinero. 

En la parte central un narrador en tercera persona cuenta cómo Harrison Burns ha conseguido una vida profesional exitosa, aunque la personal e íntima se muevan entre lo anodino y el fracaso. Recuperar su relación con los Bradley y con su pasado sirve para mostrar cómo se han intensificado los rasgos más siniestros de la familia. Son incapaces del remordimiento y más cínicos y despiadados que nunca.

En la tercera parte, la del juicio, Dunne recupera la primera persona del narrador Burns, aunque ahora tenga una visión más amplia de la acción y sea capaz incluso de reproducir conversaciones en las que no participa.

Una novela espléndida sobre la alta clase estadounidense. Unos personajes inolvidables, pura hipocresía que contiene una necesidad de afecto enorme (la tercera parte de la matriarca Bradley es magistral). Cada uno de ellos es una novela. Una narración sin altibajos que se  construye en torno a un hecho conocido por el lector casi desde el principio. Interesan las reacciones de los protagonistas en torno al drama más que la investigación o la resolución del caso. El retrato de la aristocracia norteamericana por un advenedizo permitido (a la manera de Charles Ryder en Retorno a Brideshead con la aristocracia inglesa) y la denuncia de la ambición desmedida y los mecanismos clientelistas del poder son los argumentos de este cuento magistral, elegante y estimulante.


New York Social Diary

Dominick Dunne Hartford, 1925-2009. Trabajó en televisión en Nueva York y Hollywood antes de comenzar su carrera como productor de cine. A final de los años setenta se dedicó en exclusiva a su carrera literaria, escribiendo tanto novelas como crónicas de sociedad y de juicios para Vanity Fair.




Su obra traducida al castellano: 

Las dos señoras Grenville (1985). Barcelona: Libros del Asteroide, 2015.Una temporada en el infierno (1993). Barcelona: Libros del Asteroide, 2016.


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