Thomas Rydhal: El ermitaño. Barcelona: Destino, 2015. 653 páginas. Traducción del danés de Lisa Pram. Título original: Eremitten. Forlaget Bindslev, 2014.
Erhard Jorgenson vive a sus setenta años en la isla de Fuerteventura. Se largó de Dinamarca hace muchos años dejando allí a su mujer y su hija. En Fuerteventura Jorgenson trabaja ahora de taxista para enviar una pensión mensual a Dinamarca. No es un taxista corriente, es un ácrata que vive en una chabola en el interior de la isla y que, de tanto en tanto, se dedica a afinar los escasos pianos que hay en Fuerteventura. Erhard es un solitario con una considerable dosis de amargura y una ingesta elevada de alcohol. Conoce a todo el mundo, aunque tiene pocos amigos. A los que más quiere son a Raul Palabras, hijo de uno de los empresarios (con predilección por los negociosos dudosos) más poderosos de la isla, y a la novia de aquel, Beatriz. Un día aparece en una de las playas un coche con el cadáver de un bebé en el asiento trasero. El niño ha muerto de hambre, abandonado dentro de una caja de cartón. Erhard queda tan impresionado que no puede aceptar la solución que ha resuelto la policía, una prostituta se presenta como madre abandonadora y acepta al pena de prisión. Jorgenson sospecha que la policía pretende cerrar cuanto antes el crimen para que no se propague un escándalo que ponga en peligro la inversión que unas multinacionales del turismo quieren hacer para levantar un complejo de casinos en la isla.
Erhard Jorgenson comienza a investigar con sus escasos medios, sus precarios conocimientos técnicos, sus muchos contactos y su insobornable necesidad de justicia. Pero conforme avanza en el enmarañado caso todo su mundo cambia: su amigo Raul desaparece dejando en su casa a su novia en coma tras recibir una paliza. La prostituta que se iba a declarar culpable queda bajo la vigilancia de Jorgenson en su chabola. El padre de Raul, Emmanuel Palabras, le ofrece el cargo de director de la compañía de taxis de la competencia de la que trabaja el danés y el lujoso piso de su desaparecido hijo. Y por si fuera poco, sus pesquisas están molestando a la policía y a las peligrosas fuerzas del mundo criminal de Fuerteventura. Jorgenson tendrá que elegir entre vengar al bebé abandonado o proteger a las pocas personas que quiere amenazadas de muerte por los culpables del crimen..
Rydhal ha elegido la isla de Fuerteventura como marco geográfico de su thriller no sólo por el carácter pintoresco sino porque el permite crear una sociedad aislada, con pocas influencias externas. Así construye un mundo caciquil, entre el borreguismo de algunos que intentan vivir de un turismo sobreexplotado, desengañado y a la baja y la falta de escrúpulos de los más fuertes, dispuestos a ganar dinero aunque sea a costa de sus propias familias. Junto a estos nativos aparece una fauna de habituales llegados de fuera, que viven entre el surf y las diferentes actividades de playa y sus trabajos precarios.
Rydhal centra el foco de la narración en la perspectiva de el ermitaño Erhard Jorgenson, uno de los últimos hippies en llegar a la isla. Para reforzar la rapidez de la acción y el suspense utiliza el presente, aunque aparezcan varios adelantos de la acción en forma de premoniciones de Jorgenson o de sensaciones que sugieren la inminente aparición de situaciones peligrosas (aunque a veces no se cumplan).
Lo mejor de la novela es la construcción de este mundo apartado, lleno de polvo y falto de futuro. Y también la descripción del avance de las investigaciones de Jorgenson a pesar de las muchas dificultades a las que se enfrenta y de su nulo conocimiento de informática y de sus rudimentales herramientas de investigación. Cualquiera de nosotros podría investigar de la manera que él lo hace. Es su determinación y su incapacidad de quedarse parado ante la injusticia lo que le hacen avanzar. Por eso no hay giros inesperados en la investigación (aunque los haya en la acción de la novela) y la conclusión del caso (repito, la del caso) es plenamente creíble.
Lo peor es que tal vez sean demasiadas páginas para lo que se cuenta y un final demasiado cerrado y ¿tal vez feliz?
Thomas Rydahl, Aarhus, Dinamarca, 1974. Estudió psicología y filosofía y se graduó en la escuela danesa de escritura. El Ermitaño es su primera novela, por la que ha recibido el premio a la mejor primera novela danesa del 2014 y el premio a la mejor novela negra danesa del 2014. Ha vendido los derechos del libro a una empresa televisiva para la producción de una serie
No hay comentarios :
Publicar un comentario