Gil Scott-Heron: El buitre

Gil Scott-Heron: El buitre. Xixón: Hoja de Lata, 2015. 298 páginas. Traducción de Antonio Vallejo Andújar del inglés (USA). Título original: The Vulture. Edinburgh: Canongate Book Ltd., 1970. Prólogo de Daniel Bernabé.
Alguien se ha cargado a John Lee. John Lee, sí, un adolescente que aún vivía en casa de sus padres en un gueto negro de Nueva York. Se cargaron al gordo John Lee el 12 de julio de 1969 y la policía no tiene ni idea de a quién se le ha ocurrido hacer pasar por muerte por sobredosis el asesinato de este trapicheante de pastillas y maría. Hace poco también apareció asesinado un camello latino un poco más importante, Isidro, así que es posible que el simplón de John Lee estuviera implicado en su muerte, o que así lo creyeran las bandas de latinos...
La cosa no está fácil. Tampoco es que tenga demasiada importancia, cada día hay más violencia, suicidios y asesinatos en los guetos negros, repletos de yonquis, borrachos y extremistas del black power. Si repasamos a los amigos y conocidos de John Lee encontramos a uno
s cuantos que tendrían ganas de merendarse al negro: Edward Percy Shanon, alias Spade. Un camello mucho más chulo que John Lee. Aunque los dos eran colegas hace unos días que se van buscando el uno a otro por cuestiones relacionadas con las respectivas novias. Junior Jones es otro de los amigos de John Lee. No tiene muy clara su identidad sexual, aunque el motivo por el que se podría haber cargado al gordo no tiene nada que ver con eso. John Lee le pasó una partida de pastillas defectuosas con el encargo de pasárselas a unos tíos a los que no les gustó nada que les intentaran estafar. Ahora Junior Jones también busca a John Lee. El tercer conocido es el hermano Tommy Hall, alias Afro. Afro es un joven preboste de la sociedad negra. Trabaja en las nuevas asociaciones de educación afroamericana no reglada que están surgiendo como setas en el barrio: suahili, danzas, política e historia afroamericanas... Afro está comprometido hasta la médula con el movimiento de lucha negra, así que no sería tan extraño que quisiera escarmentar a los camellos del gueto por el camino más expeditivo. El cuarto candidato es Ivan Quinn, aunque todo el mundo le llama I.Q. Este I.Q. es inclasificable, ni se aviene con las bandas de camellos y colgaos ni acaba de decidirse por integrarse en las luchas políticas negras. Es un alumno prometedor y un poeta y un enfermo de la cultura clásica que va soltando citas a diestro y siniestro. Pero también es un adolescente romántico que se cree en el deber de proteger a sus amigos íntimos de las drogas. Y John Lee conoce hasta donde puede llegar cuando prohíbe a algún camello pasar droga a sus protegidos...
Estos cuatro adolescentes del mismo barrio, del mismo gueto de Nueva York, han empezado a desarrollar sus personalidades y son testigos y actores de las transformaciones del barrio. Uno de ellos es el asesino de John Lee, pero seguro que cada uno de ellos tenía motivos (y ganas) para botar al negro gordo.

Gil Scott-Heron escribió esta novela a los diecinueve años. Tal como el mismo cuenta en la introducción a esta novela, se cogió un año sabático antes de empezar sus estudios superiores para demostrarse si era capaz de redactarla. Que la novela es obra de un escritor adolescente y seguro, segurísimo de sus capacidades, es algo que queda claro en sus defectos y en sus muchas aciertos, así como en la frescura de los personajes y la vitalidad que rebosa en sus protagonistas. Todos ellos están desbordados por la ambición de vivir la vida, de comenzar a vivir la vida, de ser diferentes que sus padres, de ser más que sus amigos, que su entorno. Los defectos de la obra, básicamente ese espíritu naif un tanto simplón de algunas de las situaciones y ese aroma de intento de transcendencia que aparece en algunos momentos, se ven compensados con creces por la vitalidad y la energía de la narración y de los personajes.
La novela está dividida en cuatro partes principales. Cada una de ellas es una especie de diario del año anterior a la muerte de John Lee. Cada una está narrada en primera persona por uno de los protagonistas: Spade, Junior Jones, Afro y I.Q. Las cuatro narraciones son complementarias y necesarias para desvelar el misterio del crimen: el quién y el porqué. No es que Scott-Heron pretendiera escribir una obra maestra del suspense, pero fue muy solvente en el ritmo de la intriga y en la resolución del caso.
Más bien la pretensión de Scott-Heron fue plasmar todo aquel mundo que estaba cambiando a bombazos a su alrededor: el black power estaba en su momento álgido (con el famoso saludo a la bandera de los atletas afroamericanos en los juegos olímpicos de México en 1968) y el orgullo racial era, por primera vez, uno de los componentes identitarios de la adolescencia negra. El black power se enfrentaba a un gobierno muy de derechas y racista presidido por Nixon, a una guerra en la que los negros eran fuerza de choque y en la que muchos se negaban a luchar dejando su hogar en manos del verdadero enemigo (No Vietnamese ever called me a nigger, como diría Muhammad Alí cuando explicó su insumisión a la guerra) y a la aparición del consumo popular de drogas, que se atribuía a un pérfida maniobra del gobierno blanco para mantener bajo control a los barrios negros.
Scott-Heron habla de todo ello en El buitre. Y de las ambiciones desmedidas de una generación de adolescentes cuyas exuberantes ansias de vida y de reconocimiento se topan con la miseria de una sociedad llena de miedo, injusticia y, por tanto, de violencia.
Este Libro de Scott-Heron no tiene la dureza de Los reyes del jaco de Vern Smith, ni el humor y la maestría de las novelas de Chester Himes, pero aporta la inocencia y la necesidad de contar que pueden completar una magnífica colección de referencias sobre la sociedad negra de los años sesenta en los USA.

www.thenation.com
Gil Scott-Heron, Chicago, 1949 - Nueva York, 2011. Tras hacer un parántesis en sus estudios universitario marchó a Londres, donde escribió y publicó The Vulture y el poemario  Small Talk at 125th and Lenox (1970). Escribió una segunda novela en 1972 Nigger Factory. Publicó una cuarentena de discos en los que musicó poemas y letras de denuncia social y racial, como la célebre The Revolution Will Not Be Televised
Está considerado una de las grandes voces de la lucha por la igualdad racial y es reconocido como uno de los padres del rap.

No hay comentarios :

Publicar un comentario