Luca d'Andrea: La sustancia del mal. Barcelona: Alfaguara, 2017. 468 páginas. Traducción del italiano al castellano de Xavier González Rovira. Traducción al catalán de Neus Nueno Cobas: La substància del mal. Barcelona: Rosa dels Vents, 2017. 464 páginas. Título original: La sostanza del male. Turín: Einaudi, 2016.
Jeremiah Salinger conoció el éxito al poco tiempo de licenciarse como guionista en la Academia de Cine de Nueva York. Él y su socio, Mike McMellan, montaron una serie de reportajes sobre la vida de los técnicos que acompañan a los más espectaculares grupos de rock por territorio norteamericano. Al público le gustó la idea y una gran productora televisiva compró varias temporadas. Duró hasta que los dos colegas acabaron hartos y vacíos.
A Salinger la serie le sirvió también para conocer a la que se convertiría en su esposa, Annelise Mair, una joven italiana procedente del Alto Adigio en el Tirol del Sur, del pueblo de Siebenhoch.
A este pueblo, ahora un oasis de turistas amantes del senderismo y del alpinismo, se traslada el matrimonio con la hija, Clara, una pizpireta niña de cinco años llena de imaginación, sabiduría y encanto. La madre de Annelise acaba de morir y su padre, Werner, pronto traba una estrecha relación con Salinger. Es uno de los fundadores del Socorro Alpino y sus historias sobre los rescates de alta montaña y sobre el cuerpo hacen que Salinger se decida a preparar una nueva serie televisiva basada en estas hazañas.
Un día en que acompaña al equipo de socorro queda atrapado en una grieta bajo un alud. El resto de la partida muere enterrado por la nieve. Salinger permanece atrapado y aterrorizado más tiempo del que un hombre puede aguantar sin enloquecer.
Su recuperación es compleja, no toma los fármacos y tiene alucinaciones y todas las demás zarandajas del estrés postraumático. Para no perder a su familia y distraer la mente del pánico decide investigar un extraño caso de los años 80: la masacre de tres jóvenes del pueblo que fueron asesinados (despedazados, decapitados...) en el cañón del Bletterbach en medio de una de las más tremendas tormentas que se recuerdan.
El remedio es peor que la enfermedad. El entretenimiento se convierte en obsesión y ni su mujer ni su entorno están dispuestos a soportar al melancólico Salinger si sigue investigando una caso que todo el mundo parece querer cerrar y que a él lo está enloqueciendo. Además, los habitantes del pueblo, tan amigables hasta hace poco, se han tornado ariscos verbal y físicamente y han dejado claro a Salinger que lo mejor que puede hacer es largarse de Siebenhoch. No quieren que se aproveche de ellos para rodar una película con la que hacerse millonario y famoso.
No conocen bien a Salinger: no dejará piedra sin remover hasta que descubra el misterio que encierra la tragedia. No sabe que hay muchas personas de su entorno implicadas en la carnicería y que ha desatado un horror que es capaz de revelar secretos que pueden destruir a todos los que ama.
Luca D'Andrea ha construido una novela contada en primera persona por el guionista Jeremiah Salinger con la premisa de que cada página, cada escena, incite a la lectura de la siguiente. Su habilidad para dejar la acción en suspenso y para insinuar sorpresas argumentales es evidente. Utiliza varias subtramas para crear suspense y confiere a sus paisajes una entidad protagonista. Es lo mejor de la novela: la descripción del entorno montañoso y cómo consigue crear los diferentes ambientes del pueblo tirolés.
El ritmo de la novela es imparable, mantenido por D'Andrea sin titubeos mediante algún que otro golpe de efecto. Lo menos creíble son estos personajes un poco planos y al servicio de la narración. Salinger resulta un poco pesado con sus traumas, sus manías sobrenaturales (¿alucinaciones o pura estupidez?) y su creencia en la existencia del mal en la naturaleza. Hubiera estado bien saber la opinión de su mujer, Annelise, sobre este zángano sin mucha inteligencia afectiva capaz de arriesgar a su hijita (un poco repipi y cargante de tan perfecta para ser sinceros) y el amor del que tanto habla y por el que tan poco apuesta en realidad.
Los personajes masculinos son los que soportan la acción arrastrando en sus zoqueterías al resto. Sólo echando un par de huevos a la vida -despliegues físicos y mamporros incluidos- se pueden arreglar los problemas y los misterios, señoras y señores.
Un thriller original, rápido, muy bien ambientado en una zona de Europa central frontera de varias culturas. Una región deprimida durante siglos a la que el turismo ha salvado de la desertización. Un proceso muy bien visto por este hábil Luca D'Andrea.
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La sustancia del mal es su primer thriller para adultos.
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