Philip Kerr: La dama de Zagreb. Barcelona: RBA, 2016. 445 páginas. Traducción del inglés de Eduardo Iriarte Goñi. Título original, The Lady from Zagreb. Thinker Ltd., 2015.
Bernie Gunther está de regreso en Berlín como capitán de la SD, el servicio de inteligencia nazi. Ha recorrido buena parte de la Europa oriental contemplando los horrores nazis y de la guerra e intenta olvidarlo todo en su turno de noche de la Comisión de Homicidios de la Jefatura de la Alexanderplatz.
Pero los talentos investigadores de Gunther le siguen gastando malas pasadas. Por un lado es contratado para husmear en los tejemanejes de una oscura sociedad industrial en la que están involucrados muchos jefazos nazis: la Stiftung Nordhav, una empresa que ha ganado carretadas de dinero con la compraventa de los bienes inmobiliarios de los judíos y de los enemigos del régimen y que mantiene contactos muy lucrativos con los emporios madereros suizos. Una dama de la nobleza alemana, que todavía mantiene su fortuna, decide averiguar si puede recuperar parte de los bienes que la Stiftung Nordhav le ha expropiado.
Por otro lado, el ministro de propaganda, Joseph Goebbels, le encarga que se desplace a Croacia y Bosnia para encontrar al desaparecido padre de una de las actrices fetiches de la UFA, la gran productora alemana. Bernie Gunther acepta el encargo, no hay quien se oponga a Goebbels, claro, pero lo acepta con gusto porque ha caído enamorado de la actriz, la impresionante Dalia Dresner. Y ella le corresponde.
En su periplo por tierras balcánicas sólo encuentra destrucción y odio: varios países, razas y religiones enfrentados a muerte y capaces de atrocidades como Gunther no había visto hasta la fecha (y ya es decir). El padre de Dalia Dresner resulta ser un psicópata que se ha cargado a buena parte de la población de su país, así que decide volver a Alemania para decirle a la estrella que su padre ha muerto.
Pero cuando vuelve a Berlín la Dresner ha volado, ha vuelto a Suiza junto a su marido millonario. Goebbels no se conforma, quiere que vaya a Suiza y la traiga de vuelta cueste lo que cueste. Pero, como ya he dicho, el talento de Gunther es su peor enemigo, se ha de hacer cargo de dos misiones más que le complicarán considerablemente su viaje a Suiza. El cinismo es la barrera de seguridad de Bernie Gunther, pero el cinismo no impide que todo el mundo te utilice si tu te dejas uilizar
Diez entregas de la serie de Bernie Gunther. En las primeras novelas Philip Kerr situaba a su personaje o bien en los años justo anteriores a la segunda guerra mundial, tras el ascenso del nazismo, o bien en la posguerra. En el primer caso, el de los libros ambientados en los años treinta, quería mostrar las transformaciones de una población alemana convencida de la necesidad de un cambio hacia Hitler y lo fatídico de esta decisión. Cómo se va asumiendo poco a poco el terror, la vigilancia, la pérdida de derechos y el exterminio de los rivales y los diferentes como si fuera un proceso natural. En los relatos enmarcados en los últimos años cuarenta y en los cincuenta, en un mundo desolado tras el ocaso de los genocidas alemanes, Kerr ofrece un relato del fraguado de la guerra fría y de la impunidad con la que antiguos gerifaltes del partido nazi vivían en Latinoamérica y prosperaban con sus turbios negocios.
En las tres últimas novelas de la decena Bernie Gunther recorre Europa durante la guerra. Están por tanto encuadradas entre el primer bloque de novelas y el segundo. Las tres se suceden cronológicamente hasta llegar a esta La dama de Zagreb que se desarrolla mediado el año 1943 tras la derrota del Eje en Stalingrado, punto de inflexión de la contienda y de la moral alemana. Justo en el momento en que Mussolini es defenestrado y se prepara la rendición de Italia.
Una de las técnicas narrativas de la novela negra es, para describir mejor la situación de injusticia que se quiere denunciar, crear un protagonista incapaz de tragar con las convenciones y/o abusos sociales. Del contraste entre las injusticias cotidianas y la imposibilidad del personaje por asumirlas saldrá la tensión narrativa. Las respuestas habituales de los investigadores suelen ser el erigirse en un verdugo justiciero por encima de la ley para cambiar el status quo o tragar con la situación con la ayuda del cinismo.
Kerr no tiene que trabajar mucho para convencernos de la vileza del nazismo y de las dictaduras a las que se enfrenta su personaje. Es algo que se nos inculca en nuestro aprendizaje historiográfico y que resulta una de los acuerdos de nuestra sociedad. Aún así quiere que su protagonista nos haga visitar a alguno de los seres más execrables y de los crímenes más espeluznantes de la guerra. Hace dos novelas conocimos a fondo al terrible Reinhard Heydrich (no se pierdan la novela de Laurent Binent HhHH -Seix Barral, 2011-, sobre los últimos días del asesino de masas); en la anterior Gunther fue destinado a esclarecer la atroz masacre del bosque de Katyn.
En esta entrega Gunther visita otra tierra desolada: Yugoslavia. Aquí la guerra tiene varios frentes: serbios contra croatas contra bosnios, musulmanes contra cristianos católicos contra cristianos ortodoxos contra judíos, comunistas contra fascistas contra ultranacionalistas, bandoleros contra guerrilleros contra paramilitares contra las fuerzas regulares alemanas. Aquí no ha llegado la optimización genocida de los campos de exterminio nazis. Aquí se masacra por millares con una maza o con una hoz. Bueno, les ahorro más detalles macabros, hay unos cuantos en la novela.
Pero claro, el que Bernie Gunther sea espectador (y espectador consciente) de los más terribles crímenes nazis y de sus aliados, el que esté tan bien informado -y que su cinismo no pare de crecer como defensa- hace que sea cada vez más difícil aceptar que no se largue de Alemania, él que no tiene ataduras y es un hombre de recursos. Claro, como sabemos por las novelas anteriores cómo será su vida en el futuro, tras la caída del Reich, sabemos que no ha abandonado Alemania, así que su coherencia como personaje chirría.
Esa falta de coherencia es uno de los lastres de la novela, tal vez junto a que la acción se prolonga más de lo necesario para cuadrar todas las tramas en un ejercicio un tanto pirotécnico. Hay demasiadas subtramas que Kerr no quiere dejar en el aire.
Lo mejor, los diálogos, la chispeante cháchara incontinente del cínico Gunther y la sólida recreación ambiental en la que situaciones y personajes de ficción conviven con los históricos. También interesante la construcción de la trama secundaria de como las diferentes facciones nazis se disponen a afrontar en secreto las negociaciones de paz con los aliados. Saben que el primero que consiga el reconocimiento como mediador será el que se lleve el pato al agua. Para este episodio les recomiendo la lectura del magnífico Yulián Semiónov: Diecisiete instantes de una primavera -Hoja de Lata, 2015-.
Philip Kerr, Edimburgo, 1956. Tras graduarse en Derecho trabajó de publicista hasta consagrarse como escritor de novelas policíacas y juveniles. Entre las primeras destaca la serie protagonizada por el detective alemán Bernhard Gunther, ambientadas en la Alemania nazi y en algunos países latinoamericanos en las décadas posteriores a la segunda guerra mundial. Todas ellas publicadas por RBA, las fechas hacen referencia a su primera edición en inglés.
Violetas de marzo, 1989.
Pálido criminal, 1990.
Réquiem alemán, 1991.
Unos por otros, 2006.
Una llama misteriosa, 2008.
Si los muertos no resucitan, premio RBA 2009.
Gris de campaña, 2010.
Praga mortal, 2011.
Un hombre sin aliento, 2011.
La dama de Zagreb, 2015.
The Other Side of Silence, 2016.
Ha creado también la serie del entrenador de fútbol-investigador, Scott Manson, también en RBA.
Estoy deseando leer esta novela y además veo que ya hay otra a la espera de ser traducida y editada en España.
ResponderEliminarMe gusta mucho la serie y sí que es posible que el personaje chirría, pero tal vez tiene la esperanza de poder cambiar algunas cosas desde dentro; o tal vez se niega a que semejantes energúmenos lo expulsen de su país; a sencillamente, el autor no quiere terminar su serie sin hacer a Bernie testigo de todo lo que nos quiere mostrar.
Gracias por tu análisis de la serie.
Un abrazo.
espero que te guste, el pobre Bernie lo pasa muy mal
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