Kike Ferrari: Que de lejos parecen moscas. Barcelona: Alfaguara, 2018. 187 páginas.
En el maletero del cochazo hay un cadáver con la cara destrozada por un disparo. Un balazo que le han tirado con la propia pistola del señor Machi.
El señor Machi no es un hombre que se arredre por un cadáver más o menos, así que decide resolver por sí mismo el problema, mejor no molestar a la policía por una minucia que podrían malinterpretar.
El señor Machi recorre la ciudad con dos misiones: deshacerse del occiso sin dejar rastro y descubrir quién ha querido involucrarlo en el crimen.
Elucubra el señor Machi que la lista de posibles responsables es demasiado amplia como para llegar a una conclusión apresurada. De hecho, se da cuenta de qué cuanto más cercanas tiene a los sospechosos, incluidos su familia y sus colaboradores íntimos, más números tienen de haberle querido colgar el muerto (y no en sentido figurado). Y es que Luis Machi no ha reparado en pasar por encima de quién sea y de lo qué sea para conseguir sus propósitos, si es que la ambición desmedida y el poder por el poder son propósitos.
Y aquí anda el señor Machi, con miedo a perder lo que tantos sudores le ha costado ganar y dispuesto a machacar a los posibles responsables de la traición sin que le importe demasiado quiénes sean (como tampoco parece preocuparle quién haya sido ese cadáver que le acompaña en el maletero del tremendo BMW).
No necesita muchos elementos Kike Ferrari para montar esta negra historia. Los recuerdos de Luis Machi en su búsqueda de la causa y el responsable de su desgracia sirven para denunciar los manejos de una clase empresarial sin escrúpulos que tanto sirvió a la junta militar como se sirvió de los nuevos políticos de la democracia.
Todo lo pudrió el dinero: desde las antiguas familias que se arrimaron rápido al éxito hasta los más humildes, que desconocían hasta que punto hay carencia de escrúpulos entre los poderosos.
Muy ágil y muy negro este cuento en el que el narrador está encima del protagonista. El narrador sabe cosas sobre Luis Machi que el personaje desconoce y las comparte con el lector. Es una especie de rata de laboratorio a la que Ferrari pone delante de un problema: cómo te desharías de este cadáver con tus recursos de matón violento y machista. Y otro problema: muéstrame tu vida desde tu perspectiva para describirme cómo han sido estas últimas décadas argentinas para la gente como tu. De ahí que la narración en tercera persona esté ilustrada con los pensamientos y sentimientos de Machi. De ahí que que nos aproximemos a los bajos fondos porteños y a los turbios negocios de los hampones desde una posición privilegiada.
blogs.lanacion.com.ar |
Escribe en revistas y blogs literarios de varios países. Ha publicado cuatro novelas y un libro de cuentos. Que de lejos parecen moscas fue publicada en 2012 en Argentina y recibió el premio Silverio Cañada en la semana negra de Gijón.
No hay comentarios :
Publicar un comentario