John le Carré: El legado de los espías. Barcelona: Planeta, 2018. 368 páginas. Traducido del inglés por Claudia Conde Fisas. El llegat dels espies. Barcelona: edicions 62, 2018. 317 páginas. Traducció de Laia Font i Mateu. Título original: A Legacy of Spies, 2017.
Peter Guillam hace años que vive alejado del servicio secreto británico en su granja francesa. Pero un agente nunca se retira. Si los jefes te convocan a las oficinas de Londres no puedes escaquearte, tu pensión depende de ello(s).
Guillam ya supone que no le llaman para homenajearle sino para hacerle hablar sobre alguno de los casos en los que trabajo con el legendario George Smiley.
Así es, los hijos de dos agentes asesinados junto al muro de Berlín han presentado una demanda para que se esclarezca el caso. Alec Leamas, alcóholico pendenciero agente infiltrado fue ejecutado durante la guerra fría en la frontera berlinesa. Junto a él cayó su compañera, Liz Gold. Ahora los hijos de Alec -Christoph- y Liz -Karen- quieren que se esclarezca al asunto ante la opinión pública y reclaman una indemnización económica.
Los servicios secretos saben que pocas personas tienen toda al información sobre la operación. La gente de Smiley saqueó los archivos, Guillam fue la mano del viejo George y ahora deberá reconstruir con los archivos que quedan y con su memoria los pormenores de aquella intervención.
Peter Guillam no ha olvidado la principal herramienta táctica del agente de inteligencia: el amor a la mentira. Mentir hasta que tu interrogador no sepa sobre qué te está preguntando. Mentir hasta que tu mismo no sepas diferenciar la verdad de la mentira. Hasta que la mentira sea parte de la verdad.
A partir de los recuerdos, los documentos falsos y verdaderos y de la mentira se construirá la versión definitiva de la operación fiasco (¿o o tanto?) que deberá zanjar el asunto.
John le Carré ha recurrido a sus personajes del Círculo para poner sobre la mesa su tesis: las normas morales y políticas de la guerra fría nos repulsan, pero las que tenemos hoy en día no son mejores, sólo diferentes.
Es cierto que una mirada retrospectiva deja claro que aquellas luchas contra el enemigo comunista causaron muchos daños colaterales. Mucho dolor en personas inocentes por un juego sin meta. El propio juego y el poder que da la información eran el único objetivo. Visto desde hoy en día los motivos y los resultados parecen infantiles, espurios, machistas y estériles. Una guerra fría que beneficiaba a las clases poderosas y al tremendo aparato burocrático que se creó para combatir en cada bando.
Los burócratas de hoy tienen otros valores -u otras maneras-, pero no mejores: quieren obtener el poder y no responsabilizarse de los errores del pasado (si son públicos): entregarán a quién sea para no verse salpicados, no por justicia, por ambición.
Esta es una de las bazas fuertes de le Carré durante toda su carrera: ser capaz de mostrar cómo las debilidades del carácter de los personajes influyen en su trabajo y su trabajo en su vida cotidiana. Rechazar la épica en favor del análisis de la neurosis y de las miserias personales habituales.
En El legado de los espías está toda la habilidad narrativa de le Carré: diferentes tiempos, voces, lugares y tramas son utilizados en torno al relato en primera persona de Peter Guillam. El interés de le Carré, el mismo de siempre, mostrar como la historia está hecha de acciones relevantes o anecdóticas que afectan profundamente a cuantos están relacionados con ella. Afectados hasta la destrucción psicológica y moral.
Así es, los hijos de dos agentes asesinados junto al muro de Berlín han presentado una demanda para que se esclarezca el caso. Alec Leamas, alcóholico pendenciero agente infiltrado fue ejecutado durante la guerra fría en la frontera berlinesa. Junto a él cayó su compañera, Liz Gold. Ahora los hijos de Alec -Christoph- y Liz -Karen- quieren que se esclarezca al asunto ante la opinión pública y reclaman una indemnización económica.
Los servicios secretos saben que pocas personas tienen toda al información sobre la operación. La gente de Smiley saqueó los archivos, Guillam fue la mano del viejo George y ahora deberá reconstruir con los archivos que quedan y con su memoria los pormenores de aquella intervención.
Peter Guillam no ha olvidado la principal herramienta táctica del agente de inteligencia: el amor a la mentira. Mentir hasta que tu interrogador no sepa sobre qué te está preguntando. Mentir hasta que tu mismo no sepas diferenciar la verdad de la mentira. Hasta que la mentira sea parte de la verdad.
A partir de los recuerdos, los documentos falsos y verdaderos y de la mentira se construirá la versión definitiva de la operación fiasco (¿o o tanto?) que deberá zanjar el asunto.
John le Carré ha recurrido a sus personajes del Círculo para poner sobre la mesa su tesis: las normas morales y políticas de la guerra fría nos repulsan, pero las que tenemos hoy en día no son mejores, sólo diferentes.
Es cierto que una mirada retrospectiva deja claro que aquellas luchas contra el enemigo comunista causaron muchos daños colaterales. Mucho dolor en personas inocentes por un juego sin meta. El propio juego y el poder que da la información eran el único objetivo. Visto desde hoy en día los motivos y los resultados parecen infantiles, espurios, machistas y estériles. Una guerra fría que beneficiaba a las clases poderosas y al tremendo aparato burocrático que se creó para combatir en cada bando.
Los burócratas de hoy tienen otros valores -u otras maneras-, pero no mejores: quieren obtener el poder y no responsabilizarse de los errores del pasado (si son públicos): entregarán a quién sea para no verse salpicados, no por justicia, por ambición.
Esta es una de las bazas fuertes de le Carré durante toda su carrera: ser capaz de mostrar cómo las debilidades del carácter de los personajes influyen en su trabajo y su trabajo en su vida cotidiana. Rechazar la épica en favor del análisis de la neurosis y de las miserias personales habituales.
En El legado de los espías está toda la habilidad narrativa de le Carré: diferentes tiempos, voces, lugares y tramas son utilizados en torno al relato en primera persona de Peter Guillam. El interés de le Carré, el mismo de siempre, mostrar como la historia está hecha de acciones relevantes o anecdóticas que afectan profundamente a cuantos están relacionados con ella. Afectados hasta la destrucción psicológica y moral.
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Ha escrito docenas de novelas de espías y de otros géneros, así como la primera parte de sus memrias: Volar en círculos, Barcelona: Planeta, 2017 Volar en cercles, Barcelona: edicions 62, 2017.
Entre las novelas destaco las que componen la serie protagonizada por George Smiley (en sus últimas ediciones):
Llamada por el muerto. Barcelona: Booket, 2017.
Asesinato de calidad. Barcelona: Booket, 2016.
El espía que surgió del frío. Barcelona: booket, 2016.
El espejo de los espías. barcelona: booket, 2016.
El topo. Barcelona: Booket, 2016. El talp. Barcelona: edicions62, 2011.
El honorable colegial. Barcelona: booket, 2016.
La gente de Smiley. Barcelona: booket, 2016. La gent de Smiley. Barcelona: edicions62, 1998.
El peregrino secreto. Barcelona: Debolsillo, 2014. El pelegrí secret. Barcelona: edicions62, 1991.
El legado de los espías. Barcelona: Planeta, 2018. El llegat dels espies. Barcelona: edicions62, 2018.
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