Bejamin Black: Las sombras de Quirke

Benjamin Black: Las sombras de Quirke. Barcelona: Alfaguara, 2017. Traducción del inglés (Irlanda) al castellano de Nuria Barros. 304 páginas. Fins i tot els morts. Barcelona: Bromera, 2017. Traducción al catalán de Eduard Castanyo Montserrat. 280 páginas. Título original: Even the Dead. Londres: Henry Holt &Co, 2016.


El patólogo Quirke vive retirado en casa de su hermanastro y su cuñada en Dublín. Retirado por los achaques psíquicos que le impiden llevar una vida social normal. Bueno, Quirke nunca ha llevado una vida normal. De hecho, si le preguntas a él te dirá que su vida es la de un bicho raro incapaz de comprender los intereses y los afectos de los demás. 

El exayudante de Quirke en la morgue es otro personaje peculiar. La relación entre ellos es, cómo decirlo, chirriante. Y no es sólo porque haya celos profesionales entre Quirke y David Sinclair, David es también el novio de la recuperada hija de Quirke, Phoebe. El novio o algo parecido.

A pesar de todo, David no duda en recuperar a Quirke para el trabajo cuando comprueba que la muerte del joven Leon Corless, aparecido dentro de su coche achicharrado, no es accidental, sino provocada. Quirke está de acuerdo con él y, como suele sucederle, el caso adquirirá implicaciones personales cuando la prometida del fallecido acuda despavorida pidiendo auxilio a Phoebe.

Leon era el hijo de Sam Corless, un conocido radical de izquierda, azote de las clases acomodadas y un habitual de las comisarias dublinesas. Tal vez alguien haya querido que el hijo pague la impertinencia del padre, o puede que su trabajo como funcionario recopilando datos demográficos haya tenido algo que ver. Quirke y su inseparabale inspector Hackett intentan averiguar la naturaleza exacta de las funciones de Leon Corless, pero cada vez se encuentran con más puertas cerradas. Puertas tras las que se refugian algunos de los más poderosos hombres de Dublin. Quirke ya ha tenido contacto con estos poderes políticos y religiosos durante su vida, de hecho parte de su familia ha integrado esa élite corrupta y cruel. Así que Quirke vuelve a recordar a sus propios muertos, los terribles momentos de su pasado que parece que siempre le van a rondar. 

Quirke y Hackett necesitarán recurrir a antiguas e indeseadas relaciones y torcer un tanto el sistema legal para poder avanzar en el esclarecimiento del asesinato y para conseguir que sus familias y seres queridos resten a salvo.


John Banville vuelve a demostrar las muchas facultades que posee en esta séptima entrega de las aventuras de Quirke. La magnífica densidad narrativa es una de ellas, con una prosa sin prisa, que se recrea en detalles sensoriales que nos adentran en las sensaciones de los protagonistas: sabemos qué siente su piel, qué olores perciben, qué sabores, qué sonidos... Conocemos mejor así a los protagonistas y la época que Banville reconstruye, el Dublin de los años 50.

La hondura y complejidad de los personajes queda también de manifiesto en los contradictorios sentimientos que les provocan los muchos avatares psicológicos a los que Banville los enfrenta. Sus reacciones ante la violencia, la crueldad, la pérdida o el amor forjan a los actores. Banville construye más con diálogos que con intromisiones del narrador, aunque haya indagaciones en el interior de los protagonistas principales, las personalidades de sus intérpretes.

El argumento, una nueva condena de la avaricia de la iglesia católica y de sus acólitos políticos irlandeses, es el marco (preciso, con buen ritmo, bien resuelto) que utiliza Banville para que puedan expresarse y formarse un puñado de personajes complejos y muy humanos. Se enfrentan a problemas con los que nosotros nos encontramos cada día, pero también a complejas conspiraciones y crímenes que la mayor parte de nosotros -eso espero- sólo conoceremos por la prensa; a pesar de ello son personajes cercanos, podrían ser conocidos y familiares nuestros que comprendemos porque reaccionan con el mismo desconcierto con el que nosotros reaccionaríamos. Sus cuitas nos interesan vivamente. 

GQ.com

Benjamin Black (a.) John Banville Wexford (Irlanda), 1945. Con el alias de Benjamin Black, John Banville ha escrito su producción policíaca. Se compone básicamente de los títulos protagonizados por el forense de la justicia de Dublín, Quirke. La primera entrega apareció en 2006, El secreto de Christine (Christine Falls), a la que siguieron El otro nombre de Laura (The Silver Swan), En busca de April (Elegy for April), Muerte en verano (A Death In Summer), Venganza (Vengeance), Órdenes sagradas (Holy Orders) y Las sombras de Quirke (Even the Dead). Además en 2008 publicó El Lémur (The Lemur), cuya acción transcurre en Nueva York de la mano del reportero John Glass. A petición de los herederos de Raymond Chandler recreó la figura de Philip Marlowe en La rubia de los ojos negros (The Black-Eyed Blonde). Todas ellas han sido publicadas en castellano por Alfaguara y en catalán  por Bromera.

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