Núria Cadenes: Tota la veritat. Barcelona: RBA, 2016. 172 páginas. VII Premi Crims de Tinta.
El cadáver de Robert Mascaró ha aparecido en el pueblo de veraneo en que tenía una casa. Robert Mascaró era un conseguidor muy bien relacionado con las altas esferas del poder político y mediático. Los más altos representantes de la nación acuden a presentar sus respetos y a dejarse ver por la legión de periodistas que quieren cubrir una noticia tan morbosa.
Hay pocas personas interesadas realmente en descubrir la verdad. El subinspector Olmedo es uno de ellos, aunque acuda con una versión ya preparada por sus superiores. El curtido periodista R.R., una antigua figura de un periodismo desaparecido y amigo de la víctima, es otro. También sus jefes tienen una interpretación publicable de los hechos.
Mientras los foráneos invaden como una plaga el pueblo, sus habitantes continúan con sus vidas, algunos molestos por la ruptura del ritmo cotidiano, otros aprovechando las oportunidades que les ofrece la coyuntura, otros ignorando por completo los acontecimientos.
Conforme se acerca el momento del sepelio, transformado en acontecimiento de importancia estatal, la investigación va avanzando, entre trabas y silencios. La violencia siempre genera respuestas violentas.
Núria Cadenes utiliza la trama criminal como excusa para poder introducir observadores ajenos en un escenario de vidas que conviven con viejos prejuicios desde hace lustros. Los forasteros irrumpen en la localidad rompiendo la monotonía y el narrador sigue sus pasos describiendo las impresiones que les produce la comunidad.
Además hay otro gran número de voces narradoras en primera persona: los habitantes del pueblo. Muchos de ellos dan su versión de la intromisión provocada por el crimen y, de paso, de las miserias de sus vidas.
La multiplicidad de voces narradora quita agilidad al ritmo de la narración, pero sirve para el objetivo de Núria Cadenes: mostrar el día a día del pueblo y la descarga de recuerdos y enfrentamientos que supone la ruptura de la cotidianeidad.
Lo importante no es, por tanto, el desenlace de la pesquisa, sino relatar como los actos violentos a pequeña escala nos rodean y los asumimos como normales hasta que desbordan nuestra capacidad de resistencia. En ese momento, muchas veces, respondemos con lo que hemos mamado: con violencia.
Que el mundo está lleno de aprovechados y corruptos uno lo empieza a comprender muy pronto.
Núria Cadenes, Barcelona, 1970. Escritora y librera. Vive en Valencia. Ha publicado varios libros. Su producción publicada de relatos negros, además de esta novela Tota la veritat, se puede seguir en el volumen colectivo editado por Anna Maria Villalonga: Elles també maten. Barcelona: Llibres del Delicte, 2014.
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