Jane Harper: Años de sequía

Jane Harper: Años de sequía. Barcelona: Salamandra, 2017. 364 páginas. Traducción del inglés (Australia) de Maia Figueroa. Título original: The Dry. Sidney: Macmillan, 2016.


Aaron Falk ha vuelto después de veinte años a Kiewarra. Kiewarra, un pueblo del inmenso interior de Australia dedicado a la cría de ganado ovino y otras explotaciones agropecuarias extensivas. O al menos eso es lo que les permitía vivir hasta que hace unos años El Niño agostó los capos, secó los ríos y convirtió todo el paisaje en un leñero abrasado en el que las ovejas sólo sobreviven por los créditos y las escasas subvenciones.
Aaron Falk no ha vuelto para ver cómo les va a sus antiguos vecinos. Prefiere que no se acuerden de él. Ha venido porque su amigo de juventud, Luke Hadler, se ha descerrajado un escopetazo en la boca después de haber asesinado a su mujer, Karen, y a su hijo de seis años Billy. Sólo se ha librado la bebé, Charlotte.

Aaron Falk sólo tiene intención de quedarse para el funeral, pero los padres de Luke Hadler saben que es policía en Melbourne (de finanzas) y apelan a su fraternidad con Luke para que investigue un par de extrañas circunstancias que no encajan con el carácter de su hijo.
Aaron y Luke fueron muy amigos durante su juventud. Hasta el punto de que mintieron para cubrirse mutuamente cuando se descubrió hace muchos años el cadáver de otra de las amigas inseparables: Elli Dow. En realidad eran una pandilla de cuatro: Luke, Elli, Aaron y Gretchen Schoner. Luke era el que siempre tenía la última palabra y el más ocurrente, Elli la que parecía tener más problemas, la más inteligente, Gretchen una muchacha preciosa y despierta que no acababa de encajar con al gente de su edad y Aaron un solitario desnortado.
Cuando Elli apareció flotando en el río encontraron una nota entre sus cosas en la que aparecía la fecha de su muerte y una palabra: "Falk". El salvaje padre de Elli, Deacon Dow, y su sobrino Grant (otro gigante violento) habrían acabado con Aaron Falk y su padre si no hubiera sido porque Luke Hadler aseguró que estaba con él ese día. Los Falk tuvieron que huir pero aún así sabe que algo debe a Luke Hadler.

Aaron Falk y el sargento de la policía local Greg Raco descubren unas cuantas incoherencias en las escenas de los crímenes y se convencen de que Luke Hadler no acabó con su mujer y su hijo.
Hay tantas pistas abiertas que resulta difícil avanzar. Muchos sospechosos pero todos con coartadas. El ambiente en el pueblo en crisis no es el más propicio para que los ciudadanos colaboren en la investigación. Y todo se complica cuando Aaron es reconocido por el resto de los habitantes de Kiewarra y comienzan a acosarle por la muerte de Elli.
Parece que la solución está en apoyarse en la gente venida de fuera del pueblo, como el director del colegio de Kiewarra, Scott Whitlam, en donde Karen Hadler trabajaba de contable y que parece uno de los pocos dispuestos a ayudarles. Necesitan descubrir al asesino con urgencia, antes que los de Kiewarra se despedacen entre ellos o se tomen la justicia por su mano por los crímenes del presente y del pasado.


Jane Harper ha decidido narrar este western australiano en torno a dos crímenes con veinte años de diferencia que tienen causas comunes: tapar pecados que denotan la debilidad de los pecadores. La acción presente y la pasada se intercalan con plena coherencia ya que esta influye sobre aquella. Harper ha decidido que un narrador siga la pesquisa de Aaron Falk y, por otro lado, una voz objetiva vaya desgranando lo hechos tal como sucedieron en el pasado y en los momentos justo anteriores a la masacre de la familia Hadler. Dos tiempos y dos aproximaciones a la trama que avanzan en perfecta conjunción para aumentar el suspense.
Harper presta especial atención a la transformación de sus personajes a lo largo del tiempo (veinte años de diferencia entre las acciones) remarcando cómo ha influido en ellos todo lo que tuvo que ver con la muerte de Elli Dow y mostrando que las cosas pueden ser de una manera muy diferente a como nosotros las interpretamos cuando somos actores.
Una novela morbosa en la que la ignorancia, la violencia y el ansia de poder y de poseer personas y cosas mueven a unos soberbios personajes perfectamente posibles. ¿Qué es peor la debilidad humana o la necesidad de ocultarla a los demás para parecer fuerte? Harper habla de una tierra exigente que no permite seres pusilánimes. La sequedad abrasada de Kiewarra es la metáfora de la dificultad de que los personajes tiene para expresar sus sentimientos.


Jane Harper, Manchester (UK), se trasladó a los ocho años a Australia. Estudió inglés e historia en las universidad de Kent. Tras licenciarse trabajó como periodista en varios periódicos del Reino Unido y de Australia.
Años de sequía, The Dry, es su primera novela, por la que ha recibido varios premios.



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